Dama ilustre
Terracota, verde oliva y piezas sencillas de autor. ‘CASA JOSEPHINE’ aplica sus filias en el piso madrileño de la ilustradora SILJA GOETZ.
La ilustradora Silja Goetz lo habita y Casa Josephine lo decora. Un espacio castizo y bohemio en Madrid teñido de verde oliva y alicatado de terracota.
‘CASA JOSEPHINE’ planteó cada espacio a partir de un COLOR como guiño al oficio de sus PROPIETARIOS.
o solo se heredan los muebles, también los interioristas. “Una amiga en común se iba de Madrid y nos organizó una cita a ciegas con la ilustradora Silja Goetz en estos términos: Yo me voy y te los cedo”, comienzan Iñigo Aragón y Pablo López, o lo que es lo mismo, Casa Josephine. Hubo química. Y años más tarde, cuando ella y su marido, Jaime Narváez, diseñador gráfico, encontraron su nueva casa en el madrileño barrio de Las Letras les llamaron. “Cuando entramos, con sus antiguos propietarios todavía en ella, descubrimos una distribución que no se adaptaba a lo que buscábamos. Había habitaciones pequeñas, como la cocina, un pasillo largo e incluso un espacio interior con el ladrillo visto de origen”, comentan los interioristas. Los 110 m2 se dividieron en dos bloques, uno que da a la calle, más social, y otro privado “donde se diferencian las estancias y usos a través de los colores. Por sus profesiones queríamos emplear acordes de tonos armónicos que se leyeran de manera limpia desde todos los puntos de la vivienda”. Así, el salón gris, como el dormitorio principal, se une con la cocina
Los interioristas crearon contrastes de color en uno de los baños con baldosas de Mosaista. Arriba, el despacho, en verde, con taburete de Charlotte Perriand para Les Arcs. Encima, biombo japonés de los 20, lámpara de los 70 y mano de madera de Silja.
En la otra página: En el mismo espacio, mesa de madera Regain, cubo de espejo de los 70, flexo de los 80 y tela finlandesa enmarcada. Junto a la cristalera, escultura de madera, todo en Casa Josephine.
A la izda y abajo, en el dormitorio principal, cama con dosel de lino de Gancedo, lámparas de Gae Aulenti, en Vintage 4P, cuadro de Martinetti, en Lagur, y silla florentina. Debajo, en el despacho, cerámicas grandes de Serra y pequeña francesa y retrato de Ernst Hemingway. En la otra página: En el recibidor, guitarra de Jaime, mesa de Roger Capron, lámpara de los 80, taburete estilo Thonet, bola de tamarindo, todo en Casa Josephine, y tapiz de Aubusson.
na teja, el despacho verde o los baños lavanda. El edificio de los 50 marcó los materiales de la reforma: la madera del suelo, el mármol Macael, las baldosas de barro y el terrazo. Para el interiorismo Silja les dio pautas muy concretas: “La palabra alemana gemütlich (acogedor) fue de las más usadas al embarcarnos en el proyecto y sabía que Casa Josephine lo entendería. Queríamos huir de la estética nórdica y apostar por la británica, con paredes de color, telas y cortinas. Un estilo adulto y muy pensado donde encajaran nuestros cuadros heredados entre armarios y estanterías de obra para los libros”. El resto del mobiliario lo determinó su primera compra, un tapiz de Aubusson con un paisaje que preside la entrada y que les sirve de ventana, “por la falta de vistas en estas calles tan estrechas”, dicen los dueños. A lo que el estudio sumó sorprendentes hallazgos como un banco que diseñó Charlotte Perriand para un hotel en la estación de esquí de Les Arcs o lámparas de Gae Aulenti junto a joyas anónimas, como sillas plegables florentinas del XIX, ilustraciones japonesas y toques aristocráticos como un dosel. “Porque ella es una lady y como tal necesitaba una cama con uno”. CASAJOSEPHINE.COM