CALMA DECÓ
Se quedaba embelesada viendo los cuadros y objetos que llenaban la casa de su bisabuelo Erik. “Y siempre olía a canela y pimienta”, comienza Daniela Franceschini (Málaga, 1987), cabeza pensante de Quiet Studios. Una sensación placentera y relajante que ha intentado recrear en todos los proyectos que firma en Berlín, Londres, Madrid y Lisboa, estas dos últimas donde tiene su sede. “Estudié moda en el IED (con Moisés Nieto y Abe the Ape) y más tarde un máster sobre sostenibilidad en Berlín que me llevó a trabajar durante siete años en países en desarrollo como Nepal, Ecuador y y Marruecos buscando técnicas artesanales y otras cooperaciones con ONG”. En estos lugares comenzó a coleccionar curiosos objetos hechos a mano que provocaron la fascinación de sus amigos, quienes le encargaban la búsqueda de tesoros para ellos. Hasta que el hostelero Mauro Palomba, atraído por su buen criterio, le pidió que le ayudara con O Ver, la pizzería que iba a inaugurar en Borough, Londres. “Acabé haciéndole todo el proyecto y también su segundo local en St. James Market. Entonces comencé a estudiar psicología del espacio y a investigar. Leo, busco y me documento sobre lo que voy necesitando. Cada encargo ha sido una asignatura”. Así en 2016 fundó Quiet Studios con una filosofía que defiende un lujo sin excesos, el respeto por los oficios, lo imperfecto y el espíritu culto y
BUEN MIDCENTURY S, LOS COLORES DE MARRUECOS Y HOMENAJES A LOS OFICIOS ESTÁN EN LOS ESPACIOS DE LA MALAGUEÑA DANIELA FRANCESCHINI, ALMA MÁTER DE QUIET STUDIOS.
acogedor. “Mis trabajos son masculinos y limpios. Me obligo a ser práctica, aunque yo no lo sea, me gusta la belleza, que es algo ajeno a la funcionalidad. También me influye el movimiento ítalo-brasileño, el diseño escandinavo de mediados del XX, las creaciones de mis contemporáneos como Elvis Robertson o Nagano Fumiko y la cultura berlinesa y marroquí. Además de mi madre, que es una minimalista empedernida”, dice. Tras hacer restaurantes, apartamentos para Airbnb, oficinas... llegó un encargo en Lisboa que la ha consagrado: The Vintage Hotel, un cinco estrellas que abrió hace unos meses y que decoró con escogidas antigüedades de los 50 y piezas de diseño propio con aires escandinavos. “El 2020 comienza con grandes apuestas en la capital lusa, el interiorismo de una casa firmada por Aires Mateus, una cafetería en Barrio Alto, un rooftop para el verano, un hotel y otro en Porto con cuatro restaurantes”. Además, en breve, una colección de objetos de terrazo junto a Juan Ruiz-Rivas y una aventura familiar y que define como su criatura: “Can Temps, un hotel boutique en Menorca que en su día fue una granja y que estoy creando con mi madre y mi hermana”, concluye sin perder la calma. QUIETSTUDIOS.COM
“MIS TRABAJOS SON MASCULINOS Y LIMPIOS. BUSCO LA BELLEZA Y ME OBLIGO A SER PRÁCTICA”. DANIELA FRANCESCHINI