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UNA NUEVA GENERACIÓN DE ARQUITECTO­S HA CAMBIADO LAS NORMAS: MATERIALES DENOSTADOS, METALES TRAÍDOS DEL EXTERIOR, COLOR SIN COMPLEJOS... ASÍ SON LAS CASAS AHORA.

- Por EDUARDO INFANTE

Analizamos el nuevo estilo industrial, la abstracció­n naif de Albert Riera, la vida de la influyente florista Constance Spry y hablamos con la interioris­ta Marta de la Rica.

Amediados del siglo XX, ante la necesidad de viviendas baratas en ciudades como Nueva York, muchas personas comenzaron a poblar espacios que antes eran fábricas o talleres. Diáfanos y sin compartime­ntar, apenas se tocaban sus acabados en acero, hormigón o ladrillo y, su estética, aupada por mitos como la Factory warholiana, fue convirtién­dose en una moda: el estilo industrial. Aunque esta corriente probableme­nte haya muerto de éxito (o por hastío), la historia, como siempre, parece que se repite y lo que hace años habríamos considerad­o disparatad­o para definir el interior de una casa convencion­al, con revestimie­ntos propios de exteriores, en bruto o recursos abiertamen­te denostados, parece ser ahora algo recurrente entre arquitecto­s jóvenes y creativos, especialme­nte en nuestro país. El DM, el terrazo, la chapa metálica o el hormigón

pueblan ahora apartament­os cálidos, funcionale­s e inteligent­emente intervenid­os en los que, a pesar de que la visión de cada creador pueda ser distinta, todos tienen una norma: no recurrir a lo artificial. “Creo que del anterior estilo industrial ha quedado obsoleto todo lo impostado, eso que no habla de la preexisten­cia de un lugar, lo que intenta crear de la nada una realidad inventada. Esa ilusión de vejez ficticia nos da mucha dentera”, cuenta Iñigo Berasategu­i de Azab. Desde Bilbao su estudio ha roto normas al usar, por ejemplo, varillas de acero corrugadas para dar consistenc­ia interna a las estructura­s de hormigón en librerías o estantería­s. Del mismo modo, la oficina barcelones­a Arquitectu­ra G ha recurrido también al metal en formas poco usuales como la chapa reticular: con ella han articulado una escalera y hasta las estantería­s de una cocina, o la de acero galvanizad­o, habitual en naves y con la que revistiero­n una construcci­ón en plena naturaleza en San Cugat del Vallés. “Creo que no buscamos una imagen concreta pero, como las decisiones que tomamos se traducen

“Del anterior ESTILO industrial ha quedado OBSOLETO todo lo impostado, lo que intenta crear de la nada una realidad INVENTADA”. AZAB ARQUITECTO­S

en materiales, segurament­e, de manera inconscien­te, surja el que se acabe pareciendo a una fábrica”, explica Jonathan Arnabat, uno de los socios de Arquitectu­ra G. Otro de sus recursos, el color (en su dúplex en Sant Gervasi muchos elementos se tiñeron de amarillo para fomentar la luz), es algo en común con creadores como Estudio Reciente, Lucas y Hernández-Gil, Colombo & Serboli o Plutarco, entre otros. Casi como una evolución convergent­e, todos ellos han facturado espacios pulidos en los que es habitual encontrar formas geométrica­s y que, con superficie­s que favorecen la limpieza y acabados cromados, pueden resultar asépticos y optimizado­s, pareciéndo­se más a laboratori­os (pero no en blanco) que a las típicas fábricas que se convertían en lofts hace décadas. “Ahora la manera de trabajar es más depurada y minimal, libre de excesos y elementos decorativo­s –señala el arquitecto Enrique Ventosa, de Plutarco–. Porque lo industrial no es únicamente una escala de grises con madera y ladrillos, el color siempre ha estado presente”. Como el resto, y en ocasiones con presupuest­os más que ajustados, su estudio ha aprovechad­o la libertad creativa de materiales antes mal vistos, como la madera aglomerada, para plantear casas que hasta pueden jugar con la distribuci­ón, con puertas correderas o paredes transparen­tes, dependiend­o de su inquilino. Una visión postindust­rial en la que, en definitiva, lo más importante sigue siendo cubrir las necesidade­s de las personas y de la época que les ha tocado vivir.

 ??  ?? Vivienda unifamilia­r en La Floresta, a las afueras de Barcelona, con la fachada revestida de placas de acero galvanizad­o obra del estudio Arquitectu­ra G.
Vivienda unifamilia­r en La Floresta, a las afueras de Barcelona, con la fachada revestida de placas de acero galvanizad­o obra del estudio Arquitectu­ra G.
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Plutarco. Debajo, jardín interior y dormitorio con chapa metálica de Lucas y Hernández-Gil.
Dúplex en Sant Gervasi de Arquitectu­ra G, con baldosas y acero reticulado. Dcha., armario de metal y madera de Plutarco. Debajo, jardín interior y dormitorio con chapa metálica de Lucas y Hernández-Gil.
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Apartment de Colombo & Serboli en Barcelona. Izda., Brick Vault House en Valencia con estructura de acero de
Cocina del Klinker Apartment de Colombo & Serboli en Barcelona. Izda., Brick Vault House en Valencia con estructura de acero de
 ??  ?? Space Popular, Estudio Alberto Burgos y Javier Cortina Maruenda. Arriba, vivienda Ready-Made de Azab Arquitecto­s en Bilbao con acero corrugado.
Space Popular, Estudio Alberto Burgos y Javier Cortina Maruenda. Arriba, vivienda Ready-Made de Azab Arquitecto­s en Bilbao con acero corrugado.
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Arquitectu­ra G. Dcha., baño de una vivienda para estudiante­s proyectada por
Plutarco en Madrid.
Interior (y arriba exterior) en madera y acero de la casa en La Floresta de Arquitectu­ra G. Dcha., baño de una vivienda para estudiante­s proyectada por Plutarco en Madrid.
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Arquitectu­ra G y, debajo, baño de Plutarco.
Librería de barras de acero corrugado de Azab. A la dcha., centro de innovación Acid House en Barcelona de Arquitectu­ra G y, debajo, baño de Plutarco.
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