"DESEABA TENER UN ESTUDIO EN CONDICIONES, ACORDE CON LA RELEVANCIA A LA QUE ESTABA LLEGANDO MI TRABAJO".
LUIS GORDILLO
entonces, las cosas fueron viniendo, incluyendo las compras institucionales, tan importantes en la vida de un artista. Después, mi trabajo se volvió más abstracto, con una densidad pictórica más relevante, y se hizo muy conocido, con exposiciones museísticas tanto en España como en el extranjero. Esta exposición solo incluye piezas creadas en el siglo XXI. ¿Qué le ha dado este siglo que no hubiera podido ocurrir antes?
Cuando empezamos a estudiar esta exposición, todos pensamos en el final de la que se hizo en el Reina Sofía en 2018, una gran antología que mostraba todos esos huecos de mi vida profesional desde el inicio, en los primeros años sesenta. Vimos que necesitábamos seguir esa línea, completarla con el tiempo que ha venido después. Y también comprendiendo la magnífica muestra que Sema D’Acosta llevó a cabo recientemente en el Museo de la Universidad de Navarra. En este caso, la comisaria es Bea Espejo, teórica protagonista de nuestro tiempo en España, que ha hecho una labor magnífica. Queríamos mostrar la riqueza y diversidad de mi trayectoria que, partiendo siempre de la pintura, investiga otros aspectos de la creatividad; y que a mis 89 años aún sigo metiéndome en todos los 'líos' creativos que puedo…
Hace veinte años Ábalos & Herreros diseñaron su estudio. ¿Qué ha aportado este espacio a su obra y cómo in luye el lugar en el que se pinta? Se podría hacer una historia de los diferentes lugares en los que he trabajado a lo largo de mi carrera, algunos de ellos completamente mínimos. En París era en una buhardilla miserable. En Madrid, durante un tiempo, también estuve en otra. Y sin embargo, en ambas llegué a hacer obras que hoy son muy conocidas. Anhelaba desde siempre contar con estudios de verdad, grandes, iluminados, y ahí intervino el contacto con Ábalos & Herreros, a través, sobre todo, de mi mujer, Pilar. Su hermana María Linares era compañera de carrera de ellos y muy amiga suya. Y desde luego acertó totalmente en la elección. Primero diseñaron, hace ya treinta años, una magnífica casa, donde vivimos actualmente, y que seguimos admirando día tras día por la belleza de su estética, pero también por su funcionalidad. Una vez terminada, abordamos ese deseo máximo de tener un estudio en condiciones, acorde con la relevancia a la que estaba llegando mi trabajo. De eso hace veinte años y seguimos disfrutando mucho de este maravilloso espacio semienterrado pero lleno de luz tamizada por unos enormes ventanales de policarbonato.