Obra maestra
al maestro Paco Alonso lo conocí el verano de 2013, a través del arquitecto Carlos Pita –uno de sus más queridos discípulos–, en un ciclo de conferencias en Callobre (A Coruña) dedicadas a la arquitectura en el ámbito rural. Lo que queda de la tarde fue el título que le dio a su charla en la que, entre otras cosas, descubrió su genio librando la batalla de la poesía: “La poesía nos obliga a levantar la vista; hoy te he mirado lentamente, / y te has ido elevando hasta tu nombre...”, explicaba Alonso mientras recitaba estos versos de Juan Ramón Jiménez. No fue difícil adivinar entonces que me encontraba frente a un hombre en permanente búsqueda de la excelencia, y que la solidez de su obra no podría distar mucho de la magia que sobrevolaba en aquel auditorio aquella mañana de julio.
En los años 80, Alonso concibió su obra magna: una icónica zapatería, en el número 55 de la calle Jorge Juan, de Madrid, que jamás abrió al público y se mantuvo cerrada 30 años hasta que –como una bella durmiente– su reapertura reavivó su grandiosidad y su leyenda. En los últimos meses, el arquitecto ha visto amenazada su obra más singular tras la adquisición del espacio de la mano de una nueva propiedad. Diversos medios de comunicación, arquitectos, estudiantes, instituciones del sector y colaboradores cercanos iniciamos una batalla en pro de su protección ante los rumores de un posible derribo.
El pasado 21 de diciembre, la Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Madrid aprobaba, con el máximo nivel, el Plan Especial de Protección y Conservación de la icónica zapatería de Jorge Juan. No podíamos sino celebrarlo incorporando entre estas páginas el recuerdo de esta obra esencialista en su máximo esplendor. En un encuentro en exclusiva con AD, nos relata cómo está siendo su lucha para preservar esta obra única, en riesgo de extinción. Pero, ¿y ahora qué? “¿Donde está el cosmopolitismo y el lujo de verdad?”, se pregunta Alonso. “Si queremos que esta ciudad sea mejor, necesitamos más sofisticación”. Por eso, en este número doble de AD España cumplimos con nuestro particular homenaje anual a la lista AD100; y con ella, revivimos el compromiso de recoger y preservar nuestro patrimonio contemporáneo a través de la arquitectura, el diseño y el interiorismo, siendo conscientes de que, algún día, estos talentos y sus proyectos se convertirán, también, en la verdad que nos conforma. “La arquitectura debe cumplir en la emoción del humano. Somos objeto de la arquitectura, no su sujeto”, señala Alonso. “Ser hombre objeto es fenomenal”, añade el maestro entre risas. Y es justamente, en la obra de Paco, donde el sujeto y el objeto confluyen en lo más alto. Algo así como Miguel Ángel y su Capilla Sixtina. El genio dejó por escrito que quería que su obra evolucionara como un mármol antiguo y que, con el tiempo, los frescos de la capilla pasaran al mundo de la naturaleza, como en una caverna. Poco de aquello pudo cumplirse. Desde AD no queremos ni podemos olvidar la voluntad de uno de los arquitectos más respetados de nuestro país. Paco Alonso desearía que su icónica zapatería se convirtiera en una fundación en defensa de la arquitectura, del diseño industrial, del grafismo… en definitiva, en un museo de sí misma, del trabajo bien ejecutado. “Para ser bueno en algo, ¡cuánto tienes que sacrificar de tu propia vida!”, exclama Alonso. Y es solo por ese camino que se podrá llegar al placer (entendido como ausencia de dolor) de ver su obra conservada como lo que es: una obra maestra.
Maite Sebastiá
Head of Editorial Content AD España