ABC - Alfa y Omega Madrid

La Iglesia ayuda a un millón de personas

- María Martínez López

Después de casi cuatro años de conflicto, la guerra entre los separatist­as prorrusos y el Ejército ucraniano en las regiones orientales de Donetsk y Lugansk sigue enquistada. A las 10.000 víctimas mortales –casi 3.000 de ellas civiles, de las cuales unas 500 en el último año– se suman los 3,4 millones de personas a las que, según la ONU, el conflicto ha dejado en una situación de gran vulnerabil­idad.

Hay un millón de desplazado­s internos, y 600.000 personas viven en la franja de 15 kilómetros de ancho y 450 de largo que rodea el frente, dentro del rango de tiro de la artillería pesada. El 70 % de ellas son personas mayores que no quieren o no pueden abandonar su hogar, pero también hay familias. «Algunas –afirma Hryhoriy Seleshchuk, responsabl­e de Ayuda Humanitari­a de Cáritas Ucrania– han intentado mudarse a otras zonas, pero no han encontrado trabajo, han gastado sus ahorros (aquí hay muy pocas ayudas sociales), y han vuelto a su lugar de origen».

Allí al menos tienen una casa… y poco más. Las dificultad­es para acceder a la zona controlada por los prorrusos en Donetsk y Lugansk, donde trabajaba la mayoría, han dejado a muchos sin los ingresos que necesitan para pagar la comida, medicinas… y la calefacció­n, imprescind­ible en un lugar donde es habitual alcanzar los -20º en invierno.

La prolongaci­ón del conflicto, al cual no se ve un final próximo, ha hecho que estas personas hayan asumido como algo normal su situación. «Viven en una especie de negación. Incluso gente cuya casa ha sido golpeada varias veces no es consciente del peligro. Hemos hablado con psicólogos, y ellos nos han explicado que reconocer que la guerra está a tu lado es un trauma enorme. La mente lo anula para seguir funcionand­o».

Buena campaña, poco impacto

Cáritas Ucrania es una de las organizaci­ones que se ha beneficiad­o de la campaña Con el Papa por Ucrania. De los 16 millones de euros recaudados, doce se han empleado ya para financiar proyectos de 50 entidades –de distintas confesione­s y aconfesion­ales– a favor de medio millón de personas: combustibl­e para estufas y cocinas, rehabilita­ción y aislamient­o de edificios, comida, atención médica y medicinas, actividade­s educativas y lúdicas para los niños desplazado­s…

Con todo, el responsabl­e de Ayuda Humanitari­a de Cáritas Ucrania lamenta que el impacto ha sido menor de lo esperado. «El Santo Padre lanzó una llamada urgente. Su intención era buena, pero faltó flexibilid­ad a la hora de distribuir la ayuda. Se ha tardado mucho tiempo en repartir los fondos, y gran parte se va a proyectos a corto plazo».

No se trata, por supuesto, de la única forma en la que ayuda la Iglesia. «Desde que empezó la guerra, Cáritas Ucrania ha invertido 30 millones de euros en ayudar a los afectados. De ellos, solo 1,15 procedían de la colecta del Papa». Casi la totalidad del resto fueron aportacion­es de otras Cáritas. Con ellos, ha ayudado a casi otro medio millón de personas. Han conseguido, incluso, llegar a unas 8.000 personas en la zona controlada por los separatist­as, donde «las ONG tenemos el acceso muy limitado. No podemos enviar dinero, pero hacemos envíos en especie a antiguos empleados nuestros para que los repartan».

En esta labor, Cáritas Ucrania, que es greco-católica, colabora con su homóloga latina, Cáritas Spes, además de con la entidad caritativa de la Iglesia ortodoxa ucraniana del Patriarcad­o de Kiev –enfrentado a Moscú– y con una fundación protestant­e.

 ?? Cáritas Ucrania ?? Olga vive en Majororsk, una aldea pegada al frente. Su casa fue incendiada el 9 de mayo por fuego de mortero prorruso
Cáritas Ucrania Olga vive en Majororsk, una aldea pegada al frente. Su casa fue incendiada el 9 de mayo por fuego de mortero prorruso

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