El mejor cine de 2017
La norteamericana Dunkerque y la española La librería han sido reconocidas como las dos mejores películas del año por el jurado de los Premios de Cine de Alfa y Omega. Abundan las propuestas de temática religiosa, como La Cabaña, Converso o Red de Libertad, una interesante película, pese a su bajo presupuesto, en la que la actriz Assumpta Serna encarna magistralmente a la religiosa Helena Studler, hija de la Caridad francesa que durante la Segunda Guerra Mundial ayudó a presos de guerra y salvó a miles de judíos. No es la única producción premiada relacionada con el Holocausto: Negación y Una bolsa de canicas muestran como aquel terrible drama sigue inspirando el mejor cine. Como novedad, ante la avalancha de buenas películas el último año en cartelera, el jurado ha creado la categoría de Mejor cine sobre el arte. El premio fue para Loving Vincent.
▼ En vísperas de los Óscar, Alfa y Omega premia las películas más logradas, tanto en lo formal como en lo que a calidad humana se refiere. Este año, las cintas elegidas por el jurado destacan por su épica de lo humano, es decir, por mostrar personajes que, por defender un bien o ser leales a un ideal justo, son capaces de arriesgarlo todo. El periodo que abarcan estos premios va desde el 31 de enero de 2017 al 31 de enero de este año
Mejor película extranjera y mejor fotografía Dunkerque, de Christopher Nolan
El director londinense Christopher Nolan consigue probablemente su obra maestra con esta reinvención del cine bélico que supone una aproximación muy personal a un hecho decisivo de la Segunda Guerra Mundial: la evacuación del Ejército británico de Dunkerque. Nolan ofrece una puesta en escena tan realista como poética, demostrando que el realismo bélico no tiene por qué ser gore ni aparatoso, y situándose junto a autores como el Terrence Malick de La delgada línea
roja o el Akira Kurosawa de Ran .En sintonía con ese realismo, en Dunkerque no hay un héroe único y grandilocuente, sino que hay un protagonismo colectivo y en muchos casos anónimo, lo que se sale de los cánones típicos del género en Hollywood. Otros protagonistas son la angustia y el miedo, capitaneados por un instinto casi animal de supervivencia, sentimientos diseccionados silenciosamente a través de los personajes.
Uno de los elementos más interesantes del filme es su concepción del tiempo narrativo, estructurado en tres lapsos diferentes y entrecruzados: una semana –que se corresponde con los personajes de la playa–, un día –relativo a los tripulantes del barco–, y una hora –la que vive contrarreloj el piloto del avión Supermarine Spitfire–. Tiempos y ámbitos distintos, atrapados bajo el mismo espacio físico y psicológico de Dunkerque. Todo ello envuelto en la fotografía precisa y elocuente de Hoyte van Hoytema, que ayuda al espectador a sumergirse en la metafísica de la película. Dunkerque es un homenaje al ser humano, noble y frágil a la vez. Un fiel retrato, silencioso y respetuoso, de la guerra; una película sin moralina maniquea, ni estridencias ni melodramas.
Mejor película española La librería, de Isabel Coixet
Isabel Coixet sigue rodando en inglés y con esa sensibilidad humana que, salvo excepciones, caracteriza toda su filmografía. La librería es un drama de época que adapta la novela de la autora inglesa Penelope Fitzgerald (1916-2000), escrita en 1978, y que narra la insólita aventura de Florence Green (Emily Mortimer). Se trata de una mujer viuda que en 1959 abre una librería en un minúsculo pueblo inglés, Hardborough, y se encuentra con la oposición de alguno de sus habitantes, especialmente de la aristócrata influyente Violet Gamart (Patricia Clarkson), así como con el apoyo de otros, como Mr. Brundish (Bill Nighy).
Coixet ofrece una historia sensible, delicada y emotiva, aunque contenida. La película puede parecer lenta, silenciosa, incluso distante, pero en realidad ese es el estilo que mejor se ajusta a la historia –exterior e interior– de Florence. La película habla, obviamente, del amor a los libros, pero ante todo reflexiona críticamente sobre una pequeña comunidad humana que es un teatro del mundo, un microcosmos en el que habitan la envidia, la mentira, la ambición, la avaricia, la lealtad, la traición… y en cuyo centro hay una mujer pura e inocente que es la caja de resonancia de todas esas pasiones y mezquindades humanas. A pesar de todos los males que desfilan por el filme, la última palabra la tiene el legado de bien que deja la protagonista, un legado y un testimonio que terminan dando fruto en una joven discípula.
Uno de los personajes más emotivos es Mr. Brundish, un hombre mayor que ya ha sucumbido al escepticismo, pero que es capaz de revivir ante el eco de la belleza y de la verdad. La interpretación que de él hace Bill Nighy –Premio Alfa y Omega por su trabajo en este filme– es uno de los grandes alicientes de la película. Su personaje y el de la protagonista convierten la cinta en un homenaje a los resistentes, a los que persisten a pesar de nadar contracorriente.
Mejor director Steven Spielberg por Los archivos del Pentágono
Spielberg afronta una historia relativa al sentido profundo de la profesión periodística, a la libertad de prensa, al derecho a la información y al difícil
equilibrio entre el poder y los medios en una sociedad como la americana, que se precia de ser la tierra de la libertad. Para ello sitúa el arranque argumental en los primeros años 60, cuando el New York Times publica un informe secreto sobre la intervención de EE. UU. en Vietnam. La reacción de la administración Nixon fue inmediata y se tomaron medidas judiciales contra el famoso diario. Es entonces cuando el director del Washington Post, Ben Bradlee (Tom Hanks), decide solidarizarse con su competidor y rival en nombre de la libertad de prensa y trata de publicar precisamente los mismos documentos que le han prohibido al NYT. Pero el precio puede ser la desaparición total del periódico.
Los archivos del pentágono plantea dilemas de altura moral, y es de ritmo trepidante, idealista en sus propuestas, coral en su puesta en escena, muy crítica con el poder y con puntos de humor que hacen digerible lo que atraganta. La película se plantea la cuestión de hasta dónde llegan los límites de la libertad de prensa, y hasta dónde puede llegar la censura que se deriva de la preservación de la seguridad nacional. Para Spielberg los secretos de Estado no pueden ser la coartada para gobernar al margen de cualquier control democrático, y menos hacerlo con mentiras descaradas a la opinión pública. Como suele hacer siempre, Spielberg aprovecha para asomarse a la vida familiar de los protagonistas y humanizar a los personajes, llevarlos más allá de su mera función en el guion y darles una vida real. En ese sentido, el personaje más interesante es el de Meryl Streep, una mujer apocada y superada por las circunstancias, que va creciendo hasta la altura de una auténtica heroína.
Mejor guion Negación
El veterano guionista David Hare (Las horas, El lector…) es experto en adaptaciones de novelas al cine. En este caso, adapta la obra autobiográfica de la historiadora norteamericana Deborah E. Lipstadt, en la que denunciaba la existencia de periodistas e historiadores que negaban el Holocausto. Ella les acusó de negacionistas y arremetió contra ellos, señalándolos como historiadores fraudulentos. Uno de los aludidos, el británico David Irving, autor de una devota biografía de Hitler, se querelló en 1996 contra Lipstadt y contra la Penguin Books por difamación. La defensa de ella la asumió un famoso abogado, Richard Rampton. Comenzó entonces en Londres un juicio decisivo en el que, como telón de fondo, se juzgaba el Holocausto. El director Mick Jackson se pone detrás de las cámaras dirigiendo un reparto de lujo encabezado por Rachel Weisz, Timothy Spall y TomWilkinson.
La película es un sutil ejercicio de práctica jurídica, perfectamente traducido al lenguaje cinematográfico. Contrapone de forma inteligente el mundo de los sentimientos, con sus propias reglas, y el mundo preciso y minucioso de la técnica judicial. El personaje de Lipstadt vive dividido entre ambos polos, y ese es el núcleo de su conflicto dramático. A pesar de todas las servidumbres típicas del subgénero de juicios –largos parlamentos, muchas escenas de interiores, secuencias casi teatrales–, el guion consigue dotar al filme de mucha frescura y dinamismo, limitando al máximo las escenas en la sala de vistas, y dando más espacio a los momentos preparatorios, a tramas colaterales –por ejemplo, los encuentros de Lipstadt con la comunidad judía o supervivientes de Auschwitz–, visitas al campo de concentración, etc… Lo más interesante del filme es el maridaje que se establece entre derecho y ética, sus mutuas relaciones, y cómo muestra esto sin caer en un aburrido ejercicio didáctico.
Mejor actriz Assumpta Serna por Red de libertad
En la última película de Pablo Moreno, la gran actriz española Assumpta Serna da vida con mucha potencia interpretativa a Helena Studler (18911944), una hija de la Caridad francesa, que en la Segunda Guerra Mundial trabajó para mejorar las condiciones de vida de los presos de guerra en la ciudad de Metz y alrededores, llegando incluso a salvar a más de 2.000. La actriz encarna con mucha frescura y autenticidad al personaje, y tan pronto es capaz de transmitir a raudales la alegría de vivir como su enfado y angustia ante la injusticia. Studler fue capaz de enfrentarse a los nazis únicamente por la fuerza de su fe y de su entrega a los más necesitados. No solo expuso su vida, sino que dejó de lado su precaria salud para dedicarse por entero a las víctimas de la guerra. El partido de sor Helena es el partido de los que sufren, de los que se han quedado en los márgenes de la historia, independientemente de sus nacionalidades, ideas políticas o convicciones religiosas. En este sentido, más allá de la peripecia argumental, Red de libertad es una película muy actual, pues señala la vocación de los cristianos en un mundo que deja innumerables «daños humanos colaterales». El guion subraya la falta de conciencia heroica de la protagonista: ella hace lo que tiene que hacer, lo que no tiene más remedio que hacer. Un hermoso testimonio para un mundo que tanto valora poner medallas.
Mejor actor secundario Bill Nighy por Su mejor historia y por La librería
Si ya hemos valorado el emotivo papel de este gran actor en la película de Coixet, aquí recordamos también otra interpretación memorable suya en el papel del actor Ambrose Hilliard, y que brinda la trama más cómica del filme. Su mejor historia, de Lone Scherfig, adapta una novela de la británica Lissa Evans, y nos sitúa en el Londres de la Segunda Guerra Mundial, con su población desmoralizada por los letales bombardeos. Una productora ha recibido el encargo del Gobierno británico de hacer una película patriótica para levantar la moral de las tropas inglesas. Pero en la guerra o en la paz un rodaje cinematográfico es siempre una aventura humana irrepetible, en la que, a la lucha entre egos, se añade esta vez una guerra de sexos. Así como en otras películas la directora ha diseccionado asuntos de indudable peso dramático, en la cinta que nos ocupa opta por una historia más ligera y amable, un grato divertimiento nunca exento de aderezos de drama. En Su mejor historia no hay grandes sorpresas pero se sigue con interés y agrado, porque todo es creíble, familiar e imperecedero, porque ahí encontramos los pecados de siempre, las noblezas de siempre. El amor, el orgullo, la infidelidad, el patriotismo, la mezquindad…