«Los jóvenes alucinan cuando descubren a Dios en sus vidas»
▼ «Se puede ser joven y moderno y, a la vez, profundamente cristiano». Esta frase de san Juan Pablo II en su último viaje a España bien podría aplicarse hoy al mundo cofrade. Silvia Martínez es un ejemplo de ello, con una trayectoria en su cofradía, la de
¿De dónde te viene la pasión?
Es una herencia que he recibido por parte de mi familia materna y paterna, tanto es así que mis padres se conocieron en la cofradía, así que de bisnieta, nieta e hija de cofrades, que yo fuera una cofrade muy implicada era sencillo.
¿Qué ha supuesto para ti a la hora de vivir la fe?
Para mí ser cofrade es una vocación, me siento elegida por el Señor para llevar esta labor dentro de la Iglesia. Los jóvenes cofrades tenemos a san Juan Evangelista como patrón, el apóstol amado, por lo que, como siempre les digo a mis chicos, los jóvenes cofrades somos amados y elegidos por Él.
¿Cómo es el mundo juvenil cofrade?
Sin duda la juventud cofrade es mucha y grande. El JOHC ha ayudado mucho a darles voz y espacio. Cualquiera que acuda en estos días a una hermandad o cofradía verá ya a sus jóvenes preparando y ayudando, muchos acólitos, monaguillos, costaleros y cargadores, diputados y organizadores de procesiones, incluso hermanos mayores. Porque eso es lo que necesitan nuestros jóvenes, responsabilidades. La juventud cofrade es entusiasta y divertida, pero con un profundo sentimiento religioso, incluso diría que muchas veces son más solemnes que los mayores.
¿Se les tiene en cuenta a la hora de tomar decisiones?
Es una tarea en la que seguir trabajando, creo que hemos mejorado mucho en este sentido, pero aún hay Semanas Santas donde en sus hermandades y cofradías no se cuenta con los jóvenes en las juntas de gobierno o en puestos de responsabilidad.
¿Son las cofradías puerta de entrada de jóvenes alejados a la Iglesia?
En muchos casos sí. Los jóvenes también han cambiado y muchos de ellos necesitan encontrarse con el Señor cara a cara, en un paso le ven reflejado, le rezan, le dan gracias y se sienten especiales cuando saben que el Señor o Nuestra Madre también les necesita a ellos. Esa es mi labor dentro de mi hermandad, acercarles al Señor y créeme que no me canso de dar gracias por ello. Muchos jóvenes están alejados porque igual no se han sentido comprendidos o no han sabido escuchar al Señor en ellos, solo necesitan una oportunidad, paciencia, ayudarlos a ver la mano de Dios en sus vidas, y te aseguro que cuando lo descubren, alucinan.
A veces, desde algunos sectores de la Iglesia no se valora a las cofradías y a la piedad popular en general...
Es la discusión de siempre, estamos en tierra de nadie. Pero pregunten en Andalucía sobre las vocaciones sacerdotales y les sorprenderá la cantidad de jóvenes que han recibido la llamada de Dios en sus hermandades, rodeados de imágenes, pasos e incienso. Algo estaremos haciendo bien. La religiosidad popular, por su carácter estético y dramático, a veces se deja llevar por el espectáculo, y ahí también debemos confesar el mea culpa, debemos dar más sentido a nuestras procesiones y actos litúrgicos y penitenciales, para que tomen verdadero significado en la calle, sea realmente una catequesis para los cofrades y los que nos acompañan.
Ante el Sínodo, ¿qué piden los jóvenes cofrades?
Que se nos escuche, que aunque vistamos de túnica y capuz, o aunque nos gusten el incienso y las estampitas, somos católicos y trabajamos por ser testimonios vivos de Cristo . Ojalá el Santo Padre aliente a los obispos a comprender y ayudar más a las cofradías y a sus jóvenes, invitándolos a que acudan a sus capillas e iglesias, porque muchas veces nos sentimos desamparados, solos, sin un guía espiritual, nos sentimos apartados de nuestras propias diócesis. Nosotros rezamos por todos ellos, pero necesitamos su ayuda y compañía para descubrir a Cristo y recibir su perdón.