Los santos inocentes del siglo XXI
▼ Los Herodes modernos matan el futuro de los jóvenes que huyen de las guerras, de la desesperación. Pero para ellos también hay una estrella que les guía hasta la esperanza. El estrenado la semana pasada en Madrid, traslada el basado en el Evangelio de
Junto a José Carlos Plaza, corresponsable de la dramaturgia y director de este Auto de los inocentes, Víllora parte del auto anónimo del siglo XII para recrear un ambiente contemporáneo donde se refleje el argumento fundamental de la pieza: «Que sea cual sea la circunstancia, existe la esperanza de alcanzar algo de respeto, de aliento o al menos de calor humano», afirma Plaza. Y qué mejor que colocar la obra en «el peor de los ambientes posibles que, vergonzosamente, aún existe en pleno siglo XXI: un campo de refugiados».
Un campo hipotético, pero muy real, donde «fueron surgiendo seres que rodean al relato evangélico», explica Víllora. Están los ángeles y arcángeles que advierten, vigilan y protegen, y los santos inocentes que sufren las consecuencias del mal, «las víctimas, en especial los jóvenes, aquellos a quienes los Herodes contemporáneos impiden su crecimiento físico y espiritual». En escena se darán cita el joven rico que se ha quedado sin familia, país ni medios; una joven tantas veces violada; la familia traumatizada por la pérdida de la madre durante la huida; un niño que ha perdido el habla; la que salta la valla embarazada, o la mujer víctima de ablación genital. Algunos, vencidos. Otros «aún conservan ilusiones y encuentran esa estrella –como los Reyes Magos– que los guía. Hasta la estrella los conducen los ángeles, «los miembros de las ONG, los que entregan su tiempo».