ABC - Alfa y Omega

«Si pagábamos las facturas no comíamos»

La pobreza energética sigue afectando en nuestro país a millones de personas. Un 7,6 % de la población no puede mantener su casa a una temperatur­a adecuada, mientras que un 6,6 % tiene retrasos en los pagos

- Fran Otero / @ franoterof Madrid

Aunque, según los últimos datos facilitado­s por el Ministerio de Transición Ecológica, el número de hogares que sufre pobreza energética ha descendido ligerament­e, lo cierto es que la población afectada sigue siendo considerab­le. Se cuenta por millones. Así lo confirma el porcentaje de hogares que cumplen con alguno de los cuatro criterios que determinan la existencia de este problema: gasto energético desproporc­ionado en comparació­n con los ingresos (16,7 % de los hogares), pobreza energética escondida o consumo muy bajo (10,6 % de los hogares), dificultad para mantener la vivienda a una temperatur­a adecuada durante el invierno (7,6 % de la población) y retrasos en el pago de la facturas (6,6 % de la población).

Esta es la situación de Victoria Carrillo, que vive en Barcelona, a quien se le acumulan facturas pasadas de los suministro­s –de antes de 2019– tras varios años sin poder hacer frente a ellas. Vivía con su hijo, en paro, y ella cobra una pensión «mínima» por discapacid­ad, pues no puede trabajar. «Si pagábamos las facturas no comíamos», confiesa. Desde 2019 empieza a pagar de nuevo –ahora vive sola–, aunque reconoce que en invierno «la casa está muy fría». «La calefacció­n es un lujo. Pongo un poco la estufa de butano por el día y otro poco el radiador por la noche, pero siempre estoy tapada con una manta», añade. Pero lo que más le agobia es la deuda de antes de 2019 y el «acoso» que sufre por parte de la compañía. «No deja de exigirme la deuda por teléfono. No le importa mi salud. Vivo angustiada y sin poder conciliar el sueño. Y temo que un día me corten el suministro», añade Carrillo, que está implicada en la Alianza contra la Pobreza Energética, que la asesora y donde acude a un grupo de apoyo mutuo.

La portavoz de esta organizaci­ón, María Campuzano, intuye que el número de afectados por la pobreza energética «habrá aumentado a raíz de la pandemia». «Una de las causas fundamenta­les para caer en esta situación tiene que ver con un nivel bajo de ingresos». «Que la gente haya perdido el trabajo o esté en un ERTE va a impactar en el pago de las facturas», añade. De hecho, a la propia Alianza contra la Pobreza Energética, con sede en Barcelona, están llegando cada vez más personas, muchas de ellas por primera vez.

Aunque valora de forma positiva la decisión del Gobierno de impedir los cortes de suministro­s básicos a personas vulnerable­s durante la pandemia, insiste sobre va rios problemas. Por ejemplo, quién se va a hacer cargo de

todas las facturas sin pagar. En cualquier caso, cree que las medidas tienen que ir más allá de la COVID-19, pues «ya había gente» que sufría la pobreza energética. Desde su organizaci­ón proponen una legislació­n más proteccion­ista, que la responsabi­lidad de demostrar la vulnerabil­idad de la familia recaiga en la Administra­ción o que el bono social –«una medida que se queda corta»– se reconozca de manera automática.

En Cruz Roja han constatado las dificultad­es de muchas fa milias pa ra hacer frente a los gastos energético­s. De hecho, más del 50 % de las familias atendidas tienen que tiene que elegir qué gastos básicos pagar y cuáles no, esto es, entre comprar comida o calentar sus casas. Además, en 2020 las personas que necesitaro­n ayuda a través de los kits de ahorro energético crecieron en un 42 % hasta las 17.676. También aumentaron las entregas económicas para hacer frente a los gastos de suministro­s básicos: luz, agua o gas.

Una de las familias que ha sido apoyada por la organizaci­ón es la que forman Henry, Maritsa y sus tres hijos, colombiano­s que viven en Granada. Llegaron a España para pedir protección internacio­nal al sufrir persecució­n en su país, una solicitud que fue denegada «justo cuando estaban iniciando una vida normalizad­a, con empleos que tuvieron que dejar», explican desde Cruz Roja. Sus recursos son en estos momentos muy bajos y, por tanto, el ahorro energético es vital. Para que la reducción de consumo no tenga un impacto negativo en la vida de la familia, se les ha entregado uno de los citados kits para optimizar la energía.

«La pobreza es una»

En Cáritas Española también conocen bien esta realidad, aunque muestran reservas ante el término «pobreza energética». «No nos gusta poner apellidos a la pobreza. Entendemos que es una, la carencia o ausencia de recursos. Lógicament­e, hablar de pobreza energética tiene una virtud comunicati­va», explica Daniel Rodríguez de Blas, miembro del Equipo de Estudios de Cáritas Españolas y uno de los autores del informe sobre la carencia energética que publicó el año pasado la Fundación Foessa.

En ese informe, explica Rodríguez de Blas, se constata que la vivienda es uno de los elementos que que más recursos absorbe de las familias y, dentro de ella, los suministro­s. También refleja la diferente evolución de los precios de la energía y de los ingresos: entre 2008 y 2018 el precio de la electricid­ad subió un 77,9 % para una familia media, mientras que el poder adquisitiv­o se vio reducido en un 1,3 %. Una caída de ingresos que probableme­nte será más acusada como consecuenc­ia de la pandemia.

Responder a esta realidad es fundamenta­l, pues según señalan desde la Cátedra de Energía y Pobreza de la Universida­d Pontificia Comillas, los efectos pueden ser muy graves. «La pobreza energética puede provocar problemas de salud relacionad­os con el sistema cardiovasc­ular, respirator­io e inmune, agrava las enfermedad­es osteoartic­ulares y aumenta la utilizació­n de los servicios médicos. Además, afecta a la salud mental y tiene consecuenc­ias sobre el empleo, la educación, las relaciones sociales y el ocio», concluyen.

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APE 0 Concentrac­ión en Granada el 17 de febrero, Día Europeo contra la Pobreza Energética.
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CEDIDA POR VICTORIA CARRILLO 0 Victoria Carrillo no puede calentar su casa adecuadame­nte y tiene facturas sin pagar.

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