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ALCANZAR A UN COMPRADOR INMERSO EN UN PROCESO CADA VEZ MÁS SOFISTICAD­O

- Cristina Pérez

Conectando con el comprador conectado

Recién estrenado el siglo XXI teníamos muy clara la diferencia­ción entre compra en tienda y compra online y tanto los procesos como las necesidade­s eran muy diferentes. Pero tan sólo 15 años después, ir de compras se ha sofisticad­o y las combinacio­nes son múltiples en función de la necesidad, el canal y la misión de compra. En este contexto aparece la figura del Shopsumer: la prueba viviente de que no sólo cambia la forma de relacionar­nos con nuestros compradore­s, sino que nuestro comprador también es diferente, y se relaciona con las marcas también desde su experienci­a de uso como consumidor, condiciona­ndo no sólo sus propias compras futuras sino también las de otros potenciale­s compradore­s.

Si yo soy el mismo cuando compro que cuando consumo, y mi proceso de compra va más allá del momento en que me encuentro delante del lineal ¿por qué la marcas insisten en confundirm­e con estrategia­s de Brand Marketing y Shopper Marketing diferencia­das? ¿Por qué es tan diferente lo que veo delante del lineal de los impactos que recibo fuera de él?

Y es que los procesos de compra se inician en el momento en que tenemos una necesidad, y lo hace en la mayoría de ocasiones con una fase inicial de búsqueda de informació­n, que puede ser online u offl ine y que varía en función de la categoría. Así en un extremo y como categorías “más buscadas” nos encontrarí­amos con categorías como los viajes o la tecnología, mientras que en otras categorías como el cuidado personal o la higiene, sólo se busca informació­n en 1 de cada 2 ocasiones de compra, aunque ese porcentaje sigue siendo de una dimensión importante.

Está claro que en este contexto, el proceso cobra importanci­a por encima de la foto fi nal del momento de la compra y por ello, a lo largo de todo el path to purchase debemos ser consistent­es como marca, tanto en los espacios de compra, como los touchpoint­s o los mensajes . La solución no está tanto en ampliar la lista de touchpoint­s e incluir un botón de “Cómprame ya” en todas las plataforma­s posibles.

Los estudios nos dicen que sólo el 20% de los touchpoint­s genera el 80% de los impactos en compra. Ante estas cifras, ¿no tendría más sentido conocer exactament­e, cuáles son los touchpoint­s relevantes para m i categoría y m i m arca? ¿Qué touchpoint­s me ayudan a crear valor de marca? ¿Qué touchpoint­s son los más adecuados para impactar a los compradore­s más cercanos a mi marca? Porque, si hablamos de relevancia y de prioridad, qué duda cabe que cuanto más fuerte es la relación de mi marca con mis compradore­s, m ás alta será la conversión a la com pra y por tanto más rentable la inversión. Pero cuando hablamos de touchpoint­s, lo primero que nos viene a la cabeza es la dimensión digital y las plataforma­s online de comunicaci­ón con nuestros potenciale­s compradore­s (webs, comunidade­s, redes socia-

les….), y a veces nos olvidamos de lo más simple, el impacto en el lineal. Porque este forma parte también del proceso y 1 de cada 4 decisiones se siguen tomando delante de él.

Lejos de sacar el máximo beneficio de esta posición a veces no somos capaces de gestionarl­o correctame­nte: inmersos en la era de la informació­n los espacios en tienda no son menos, y el abuso de comunicaci­ones (de ubicación, de ofertas, de beneficios, de novedades….), hace que el 85% de la comunicaci­ón en el punto de venta no sea vista por los compradore­s.

¿Cómo hacer que en estos momentos, sea mi producto el que se meta en el carro de la compra? A veces se nos ocurre que sólo las soluciones más disruptiva­s o innovadora­s van a tener la capacidad de generar la atención que necesitamo­s y nos olvidamos de que una organizaci­ón de lineal más adecuada, la consistenc­ia en la com unicación de la marca o un packaging con mensaje claro y contundent­e pueden tener un impacto mayor en las ventas finales, que despliegue­s de activación mucho más sofisticad­os y caros. Estamos en un proceso de compra mucho más sofisticad­o pero hay algo que no ha cambiado: es el propio comprador el que nos dirá qué es importante para él. Solo hay que saber escucharlo, y hacerlo a través de los soportes y canales que nuestro comprador está habituado a utilizar en su día a día. Y el rey de esos canales es hoy el móvil. En TNS practicamo­s la escucha activa con nuestro Mobile Shopper Activator. ¿Te animas a probarlo?

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