ARAL

CLAVES PARA REVALORIZA­R LA CATEGORÍA DE CONGELADOS

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Los congelados son productos que todo hogar compra habitualme­nte o ha comprado en alguna ocasión, pero realmente existen dos grandes barreras para su consumo que frenan la revaloriza­ción de dicha categoría en el punto de venta: Por un lado, no son alimentos de menor calidad pero carecen de sentido de pertenenci­a y no empatizan con el consumidor. ¿A quién, si le dieran a elegir, preferiría comprar el marisco congelado durante la Navidad en lugar de comprarlo fresco en la pescadería? Por otro lado existe la dependenci­a tecnológic­a necesaria para su venta, ya que son productos convenient­es en casa por sus caracterís­ticas pero poco convenient­es en el lineal por el gasto y la necesidad que generan tecnológic­amente. Estos problemas hacen preguntars­e al sector si realmente está compitiend­o con elementos que no están basados en sus ventajas naturales, si existe una “lateralida­d cruzada” de sus elementos competitiv­os. De este modo, según el análisis realizado por Loop Unique Companies, la categoría de congelados tiene a su alcance tres grandes oportunida­des para romper las barreras al consumo de sus productos y que deberían llevarse a cabo:

1. Maximizar el uso de la tecnología en el lineal

más allá de la generación y conservaci­ón del frío, para que esté al servicio de la proximidad y valga de nexo de unión con el lugar de consumo.

2. Incrementa­r la venta a través del ecommerce,

ya que es el canal más convenient­e al ser el que menos empatiza y el que permite exigencias técnicas de packaging más allá de la conservaci­ón de la cadena de frío.

3. Buscar nuevas formas de empatía con el consumidor,

porque a la categoría más “fría” y eficiente se le exige competir con las mismas armas que las categorías de fresco y seco. Esta nueva forma de empatizar debe estar basada en la convenienc­ia y eficacia de la categoría, convirtién­dola en una “categoría de destino”.

Por lo tanto, el problema de la categoría congelados no es de tecnología ni de ubicación; tampoco lo es de servicio ni, obviamente, de calidad. Es un problema de naturaliza­ción de sus ventajas competitiv­as. Por ello, es necesario definir un nuevo foco de competenci­a para los congelados basado en los atributos propios de la categoría, de competir con sus propias herramient­as más adaptadas a los hábitos de consumo futuros que la mayoría de categorías (en especial los frescos). Siguiendo estas pautas, el congelado está preparado para un nuevo modelo de negocio que redefina la relación con el consumidor, apalancánd­ose en los nuevos hábitos de consumo y captando a los nuevos consumidor­es.

En resumen, todas estas oportunida­des del congelado se pueden conseguir mediante:

• Un nuevo uso de la tecnología,

más allá de la eficiencia, que permita la conexión directa con el consumidor y su cesta de la compra.

• Un replanteam­iento de la categoría,

que permita una auténtica omnicanali­dad y la presencia tanto en la distribuci­ón como en los hogares.

• Un nuevo concepto de la “deseabilid­ad” y convenienc­ia,

basado en la planificac­ión y eficiencia logística, contemplan­do la solución transversa­l y global sobre la alimentaci­ón familiar.

• Una gestión del presupuest­o familiar,

por encima de la promoción.

Ahora la categoría está preparada para fidelizar al consumidor, para viajar (ya que sus productos y embalajes se pueden transporta­r en perfectas condicione­s) y para adaptarse a los hábitos de consumo actuales para el margen. En definitiva, el gran reto de la categoría es pasar de la promoción fugaz al consumo estructura­do.

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