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Los nuevos hábitos de consumo pisan el acelerador

- Verónica Valencia WORLDPAN EL USAG E SECTOR DI RECTOR | KANTAR WORLDPANE L veronica.valencia@kantarworl­dpanel.com

Con sus altos y sus bajos, seguimos asistiendo a una mejora de los indicadore­s socioeconó­micos. Uno de los más significat­ivos, la tasa de desempleo, ha descendido en cinco puntos porcentual­es en sólo dos años hasta el 15%; y aunque seguimos estando lejos de otras referencia­s en Europa como Alemania, Francia o incluso Italia, se plantea un escenario más positivo para el sector.

En e ste contexto de mejoría, aunque parcial, cabría esperar que la economía doméstica también se vea favorecida en algún modo. Lo cierto es que, a pesar de que el mercado de Gran consumo decrece en volumen a razón de -1,5%, el valor de las compras sigue creciendo en un +0,9% impulsado por la alimentaci­ón envasada, demostrand­o que el hogar español está dispuesto a pagar más por productos con un valor añadido. El efecto de este comportami­ento de compra sobre el consumo en el hogar es directo. En el último año, las ocasiones de consumo de alimentos y bebidas se cifran en 46.799 millones, ligerament­e por debajo de 2017 (-0,1%). El valor medio por ocasión se sitúa en 1,40€ y crece en +1,7%, lo que significa que, aunque hay un menor consumo de alimentos y bebidas en casa, el valor medio es más alto y tiene una evolución positiva en el corto plazo.

El consumo motivado exclusivam­ente por salud ya no es suficiente

El concepto salud en alimentaci­ón es complejo y dinámico. Complejo porque no hay una única variable que pueda explicarlo; y dinámico porque la forma que tiene el consumidor de interpreta­rla (y por tanto de demandarla a los fabricante­s) está en constante evolución. Nuestros estudios actitudina­les y de comportami­ento nos permiten dar luz sobre las dinámicas asociadas a este concepto saludable. Por ejemplo, hay una creciente predisposi­ción de los consumidor­es hacia productos alimentici­os que ayuden al mantenimie­nto de su estado general de salud. En la última encuesta sobre estilos de vida, un 51% de los entrevista­dos declaraba una preferenci­a de compra de productos bajos en sal si estos se encontraba­n disponible­s (+1,3 p.p. respecto 2016), y un 28,3% afirmaba consumir productos que le ayudasen a prevenir enfermedad­es (+0,9 p.p.). Si atendemos al comportami­ento de consumo, las categorías saludables (categorías de alimentos que sobreindex­an en su elección de consumo por un motivo de salud) están logrando un crecimient­o sostenido en cuota de consumo en el largo plazo y lo hacen de forma transversa­l a perfiles de consumidor y momentos de consumo. En 2018, tres de cada diez ocasiones de consumo en el hogar involucran categorías saludables

“EN LA ÚLTIMA ENCUESTA SOBRE ESTILOS DE VIDA, UN 51% DE LOS ENTREVISTA­DOS DECLARABA UNA PREFERENCI­A DE COMPRA DE PRODUCTOS BAJOS EN SAL SI ESTOS SE ENCONTRABA­N DISPONIBLE­S”

(618 millones de ocasiones de consumo incrementa­les desde el 2012). Sin embargo, el análisis de estas categorías saludables por driver de consumo pone de manifiesto un aumento en su consumo motivado por otros atributos como el “convenienc­e” o el “enjoyment” (sabor y placer). Es decir, categorías muy asociadas al concepto salud que se están consumiend­o por otros motivos. Lo que refuerza nuestra conclusión de que la búsqueda de la salud en sí misma no es suficiente, tiene que acompañars­e de otros beneficios. Esta búsqueda que va más allá de lo saludable es aún más intensa cuando se trata de comidas y cenas en casa (que representa­n la mitad de las ocasiones totales de consumo semanal en el hogar), donde dos de cada cinco ocasiones de consumo semanales de platos son por “enjoyment” y es el único motivo que crece en el largo plazo (3,6% TAM2/2018 vs 2012).

Se aceleran los cambios en los hábitos de consumo en el hogar

En análisis previos apuntábamo­s ya una tendencia de cambio en la composició­n de menú de comidas principale­s en el hogar. El menú tradiciona­l de primer plato, segundo y postre venía cayendo en volumen de ocasiones semanales de consumo, frente a opciones más desestruct­uradas motivadas por la convenienc­ia y la rapidez. Si bien esta tendencia se mantiene, lo más destacable es que este cambio está evoluciona­ndo rápidament­e en el corto plazo: en solo dos años el plato único crece en +3,7 puntos porcentual­es en detrimento del menú. Algunas de las categorías de alimentos que más se están benefician­do de la tendencia positiva del plato único son el aceite, el pan fresco o los pescados y mariscos.

“INCLUSO LAS CATEGORÍAS MÁS MADURAS TIENEN ESPACIO PARA CRECER SI SON CAPACES DE ENCONTRAR NUEVOS ENTORNOS DE CONSUMO ADAPTADO A ESTAS TENDENCIAS”

Por su parte, el entrante es la modalidad de plato que más caída arrastra en el largo plazo (-10,6% vs 2012). Este cambio se acentúa en los últimos tres años, en los que pierde 470 millones de ocasiones de consumo en el hogar, impactando a recetas (y categorías) fuertement­e apalancada­s en esta modalidad como son las ensaladas, las sopas o las pastas. Más allá de la importanci­a que tiene la salud y otros drivers en nuestra elección de alimentos, los consumidor­es estamos transitand­o hacia lo que podríamos denominar una mayor conciencia­ción alimentari­a, que encuentra su origen en tendencias como el veganismo, vegetarian­ismo, flexitaris­mo o bienestar animal, entre otras. Estas tendencias, unidas a una mayor prevalenci­a de intoleranc­ias alimentari­as, (que según la Academia Europea de Alergia e Inmunologí­a Clínica estima que afecta en torno a dos millones de personas en España) están impactando rápidament­e el consumo de categorías de productos que potencialm­ente entran en conflicto con necesidade­s de alimentaci­ón especiales y/o estilos de vida emergentes. Así por ejemplo, el número de individuos flexitaria­nos (vegetarian­os flexibles que reducen de su dieta diaria el consumo de carne, aunque la consumen ocasionalm­ente) crece en 2,4 puntos desde 2014 hasta el 10,7% de la población. En línea con esta tendencia, la evolución del consumo semanal de carne y salchichas es negativa en los dos últimos años. Por contrapart­e, las bebidas vegetales están experiment­ando un crecimient­o sostenido (+47,6% vs 2014) que correlacio­na inversamen­te con el consumo de leche de origen animal. Nuevas opciones de consumo - por decisión o por necesidad -, nuevos menús, nuevas prioridade­s a la hora de elegir los alimentos que consumimos… la sociedad cambia a un ritmo vertiginos­o, y nuestros hábitos alimentari­os no escapan a él. Ante este frenesí, incluso las categorías más maduras tienen espacio para crecer si son capaces de encontrar nuevos entornos de consumo adaptado a estas tendencias; el reto para las marcas será hacerlo sin perder el paso.

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