“EL OBJETIVO A MEDIO PLAZO ES CONSOLIDAR EL CRECIMIENTO EN VALOR DEL VINO ESPAÑOL HASTA SITUARLO EN EL LUGAR QUE LE CORRESPONDE POR CALIDAD”
PERSPECTIVAS: A nivel de exportaciones, el sector vitivinícola en general viene de un 2018 en el que se superó una cifra récord en el valor de nuestras ventas internacionales (3.290 millones de euros), gracias al aumento del +16% en el precio medio, que compensó el descenso en el volumen de vino exportado. Sin embargo, la cosecha más abundante de 2018 ha provocado que en los cinco primeros meses de 2019, se redujera la facturación un -3%, al caer el precio medio un -5%, pero con un aumento del volumen exportado.
En lo que respecta al consumo interno, en concreto en hogares, se invirtieron 1.045 millones de euros en vino durante 2018, un 4% más y el mayor valor de los últimos 5 años, volviendo a crecer tras el descenso de 2017. Los vinos con DOP lideraron esta subida y suponen el 56,3% de la inversión total en vino en el canal de alimentación español, con 587 millones de euros, su máximo histórico. También destaca igualmente el aumento de los vinos con IGP.
PERSPECTIVAS: Veremos lo que ocurre con esta nueva campaña que empieza que, sin duda, va a condicionar en parte la evolución de los distintos tipos de vino en los mercados pero, desde luego, el objetivo en el medio y largo plazo es el de consolidar el crecimiento en valor del vino español hasta situarlo en el lugar que le corresponde por calidad y más cerca de nuestros principales competidores como Francia e Italia.
TENDENCIAS: Si volvemos a los datos de consumo en hogares, observamos que en 2018, aumentó el valor de las compras de vinos con Denominación de Origen tintos (+3,9%), rosados (+4,3%) y sobre todo blancos (+8,5%), que son los que mejor han evolucionado en los últimos 20 años. Fuera de nuestras fronteras, parece consolidarse el interés de los mercados por los espumosos españoles, sobre todo en países como Japón, EE.UU., Reino Unido o República Checa.
Por otro lado, cada vez vemos más bodegas apostar por productos vitivinícolas de baja graduación o con una mayor “refrescancia”, que pueden ayudar a acercarse a nuevos consumidores y a desestacionalizar algo el consumo de vino, y conviven perfectamente en su catálogo de productos con los vinos más tradicionales.
CONSUMIDOR: En este sector encontramos distintos perfiles en función del tipo de producto y de cómo se acercan al vino, desde los más conocedores y experimentados hasta los que se inician en el mundo del vino, pero también desde los más tradicionales a los que les encanta probar algo diferente cada día. Si se busca algún atributo común entre los consumidores de vino sería que este valora la calidad y el origen del producto, tiene un punto hedonista, social y le gusta disfrutar de la vida en compañía. Desde la Interprofesional del Vino de España se ha llevado a cabo recientemente un ambicioso estudio para comprender mejor las motivaciones del consumidor de vino y los distintos perfiles que existen. Desde la FEV apostamos por este tipo de proyectos, ya que van por el buen camino y ponen al consumidor en el centro de la comunicación, lo cual debe contribuir a mejorar las ventas, la imagen y el valor del producto.