ARAL

LA INDUSTRIA OPINA

- ELEMENTOS INFORMATIV­OS MÁS IMPORTANTE­S EN LA ETIQUETA DE UN PRODUCTO

Composició­n / ingredient­es producto Fecha caducidad Lugar de origen Informació­n nutriciona­l

Precio / oferta Cantidad que contiene el envase Advertenci­a de intoleranc­ias alimentari­as Normas de conservaci­ón y preparació­n Sello de certificac­ión (producto ecológico, denominaci­ón de origen..)

Fecha de envasado Alegacione­s nutriciona­les (light, bajo en grasas, sin azúcares añadidos, etc..)

Marca fabricante Que incorpore informació­n nutriciona­l por colores

Marca propia 62% 59% 33% 26% 26% 20% 18% 12% 12% 10% 8% 5% 4% 3%

sana, y un 6% lo hace por recomendac­ión para hacer dieta. En el otro lado, un 41% dice que no los adquiere porque son demasiados caros y un 19% expresa que no sabe y que desconoce la diferencia con los convencion­ales.

En referencia a los productos libres de alérgenos, un 11% aduce que los compra porque los necesita por su dieta y otro 11% porque piensa que son más sanos. En el lado negativo, destaca que un 46% expresa que no compra esta clase de artículos porque no es alérgico, y un 23% aduce que no los adquiere debido a que no lo considera un elemento relevante. En cuanto al tipo de consumidor de ECO, BIO y SIN, uno de los perfiles que más está aumentado es el millenial, “el consumo pasa por el público más joven y de edad media”, manifiesta Diego Roig, que no cree que el sector senior “avance en el consumo en este sector, salvo que tengan alguna dificultad sanitaria”.

Más en general, desde Nielsen se atreven a pronostica­r cómo será el consumidor post-confinamie­nto. En la consultora indican que este “intensific­ará su preocupaci­ón por el control del gasto”, con lo que a orientació­n a precio será, por tanto, uno de los rasgos de este nuevo consumidor, en tanto su parte racional estará fuertement­e influida por los hábitos que adquirió hace una década, a los que hay que añadir ahora una mayor preocupaci­ón por la seguridad y trazabilid­ad. “Todo ello puede desembocar en una mayor deslealtad, que será uno de los factores clave para entender al consumidor a partir de ahora”, explican. A su vez, desde la auditora aclaran que “la vertiente emocional y social del consumidor se verá más afectada. Veremos un comprador frágil y vulnerable, que buscará en lo cercano y en la proximidad garantías y refugio. Y refugio es en lo que está convirtien­do su hogar, intensific­ando la tendencia ya vista en 2019 del cocooning, pasando más tiempo en casa, más conectado y manteniend­o las distancias”.

La gran distribuci­ón avanza

Sin duda, una de las tendencias que se acentuarán después de esta crisis, será la tecnología y la omnicanali­dad. “Durante la pandemia se han multiplica­do los hogares que hacen en algún momento la compra online, pasando de 450.000 a cerca de 1,1 millón de hogares”, señalan desde Nielsen. Eso sí, la consultora no vislumbra la posibilida­d de que ceda la compra física, sino que “los consumidor­es adoptarán ambos canales en función de la misión de compra, pero sí se prevé un aumento en la intención de adquirir por esta vía ciertas categorías, sobre todo en salud y bienestar y cuidado personal. Precisamen­te, el canal online ya acumula en lo que llevamos de crisis sanitaria un crecimient­o del +86,6%”. Euromonito­r Internatio­nal también ve un crecimient­o del canal online durante la pandemia. Tom Rees, responsabl­e del área de Industria Alimentici­a y Nutrición de la consultora, expresa que “las re

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