UNA FUERZA
tural muy cercana. Donde llegó a variar, a mi modo de ver, fue en el empleo de los ritmos y la base percutiva. En el calypso, durante varias décadas, se limitó el elemento de improvisación y existió un apego a las raíces africanas para desde luego relatar historias del acontecer social.
El jazz de Nuevo Orleans, mientras tanto, se destaca por su improvisación, que permitió mucha más libertad a los músicos para mostrar su virtuosismo.
Hemos visto un giro hacia la improvisación en las últimas décadas, con los músicos caribeños dando sus aportes rítmicos al mundo de jazz de la misma manera que el gran Chano Pozo hizo con su trabajo con Dizzy Gillespe y otros músicos de Estados Unidos. Se puede distinguir ahora un sonido y una manera de interpretar melodías de composiciones de calipso y de reggae.
La migración de muchos de los mejores músicos caribeños hacia el norte ha servido para nutrir el jazz con los elementos autóctonos de nuestra manera de interpretarlo. El trompetista y poeta dominó los clubes de Europa durante los años sesenta y setenta, hasta que regresó al Caribe.
Hoy día se habla del jazzlipso de Ralph Mcdonald, Frankie Mcintosh y el jazz reggae con Monty Alexander, Ernest Ranglin y Joe Harriot, de la misma manera que se habla del jazz cubano de Cucho Valdés.
El jazz, con su vertiente caribeña, se ha establecido con sus acentos y particularidades en dependencia del territorio de origen. Es el jazz interpretado y fuertemente influenciado por los ritmos y estilos del Caribe. CARIBBEAN JAZZ: MORE THAN A REALITY, A MIGHT