Arte por Excelencias

BICENTENAR­IA CUNA DE LA CULTURA CUBANA

- Toni Piñera

La Academia Nacional de Bellas Artes de San Alejandro acaba de cumplir, el 12 de enero, sus primeros doscientos años. Tan importante efeméride pasó casi inadvertid­a para muchos, salvo por la develación de una tarja. Pero antiguos profesores, alumnos de otros tiempos y los actuales lo celebraron con amor.

UN ARCHIVO PATRIMONIA­L CUBANO

En el registro de alumnos, libro primero (309), y con el expediente 167 se observa una inscripció­n: D. José Martí Pérez, natural de La Habana, de 14 años de edad. Ingresó en la clase de Dibujo Elemental el 15 de septiembre de 1867. El 22 de septiembre de 1922, con el número de orden 160, otro nombre grande: Pablo de la Torriente Brau, natural de San Juan, Puerto Rico, de 20 años de edad. También aparece el Comandante Camilo Cienfuegos… Muchos son los nombres sobresalie­ntes que pasaron alguna vez por sus aulas. Es menester lograr en este bicentenar­io que la Academia San Alejandro constituya, por derecho propio, Patrimonio Cultural de la Nación.

Por décadas fue la única institució­n de su tipo en la Isla, y tanto durante la Colonia como en la República vio acrecentar su prestigio. Un gran número de personalid­ades del arte se forma en sus aulas: Joseph Leclerc, Federico Miahle, Leopoldo Romañach, Armando Menocal, Esteban Valderrama, Enrique Caravia, Florencio Gelabert, Carmelo González…

CENTRO RENOVADOR Y REVOLUCION­ARIO

En las aulas y talleres de la Academia San Alejandro han dejado su impronta figuras cimeras de las artes plásticas, pero también de otras ramas del arte, la política y la vida social cubana,

desde Carlos Baliño y Fermín Valdés Domínguez, hasta Renée Méndez Capote, Eduardo Chivás, Flavio Grobart, Vicente Revuelta, Abel Prieto y Silvio Rodríguez, entre muchos otros.

Generacion­es de artistas y movimiento­s han visto la luz a lo largo de este tiempo. En el siglo xix se inicia la Escuela de Paisajismo, de la mano de Esteban Chartrand, Valentín Sanz Carta y Eduardo Collazo, que después continuarí­an en el xx Armando García Menocal, Leopoldo Romañach y Domingo Ramos. El modernismo escultóric­o tuvo su cuna en San Alejandro, con figuras como José Sicre, Agustín Cárdenas, Teodoro Ramos Blanco, Rita Longa y Florencio Gelabert.

Después de 1959, y en la nueva edificació­n que la acoge, la Academia de Bellas Artes de San Alejandro se acerca más a la vida cultural y social de nuestro país, reafirmand­o sus vínculos con la comunidad, revisando los planes de estudio y participan­do de lleno en todas las tareas de la Revolución. Se desarrolla­n allí nuevos conceptos artísticos y una mayor presencia del estudianta­do en el ámbito cultural.

SAN ALEJANDRO EN BIENAL

Las más recientes Bienales de La Habana —2012 y 2015— cobraron especial aliento en la Academia. En San Alejandro el arte crece en todas sus dimensione­s, pero también en la mente de los artistas, y sus obras siguen el curso del tiempo, exhibiendo la contempora­neidad.

Sus espacios en Bienal se transforma­ron, por obra y gracia de la creativida­d de alumnos, profesores y artistas —exalumnos e invitados de muchos países— en un lugar alucinante donde realidad/irrealidad se tutearon y vistieron de actualidad/experiment­ación. Las paredes de San Alejandro han sido siempre, en Bienal o fuera de ella, espacios creativos, pizarras del futuro, murales del presente donde se muestran y crean obras en disímiles especialid­ades.

En una Bienal se muestran muchos mundos, tantos como artistas se suman a ella. Y si a ello añadimos el valor de la Escuela, de una Academia que ha dejado huellas a lo largo de su historia en el arte cubano, y que en las últimas décadas ha regalado proyectos y firmas que se proyectan en la vanguardia del momento, se multiplica­n las visiones expuestas. Hablamos de rigor a la hora de trabajar y de exponer.

En ocasión del bicentenar­io, que será celebrado durante todo el año, quedaron abiertas dos exposicion­es: Classroom, en los talleres de grabado de San Alejandro, donde se exhibe la labor artístico-pedagógica de la Cátedra de Gráfica, con profesores y alumnos, y Grafos, donde se exhiben obras de varios artistas vinculados en diferentes épocas con la Academia: Belkis Ayón, Ibrahim Miranda, Rafael Zarza, Abel Barroso, Octavio Irving, Anyelmaide­lin Calzadilla, Yamilis y Jaquelín Brito, y Adriana Arronte, junto a jóvenes creadores en el ejercicio de la docencia y algunos estudiante­s que despegan en este campo. Es un diálogo que se entabla constantem­ente entre el creador y la obra, la obra con el público, el alumno y el profesor, el joven y el ya establecid­o.

La Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro mantiene su aliento renovador. Es una de las institucio­nes más antiguas y prestigios­as de este hemisferio. Ha vivido ya doscientos años, y vivirá muchos más. Sus paredes fueron construida­s con los sentimient­os y el amor de los hombres que la han guiado y han dejado allí sus huellas, qué mejor cimiento. En San Alejandro vibra la historia de Cuba y de su cultura.

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Estudiante­s de la Academia San Alejandro en el año 1940.
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Generacion­es de artistas y movimiento­s han visto la luz en este centro docente a lo largo de 200 años.

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