Arte por Excelencias

¡ESTÁS, QUE NI GINA CABRERA TE HACE NADA!

Por encima de todos los reconocimi­entos a su carrera -incluido el Premio Actuar por la obra de la vida- sobresale su extraordin­aria valía como ser humano: su modestia, sencillez y humildad.

- Andrés Dueñas-torres

La frase que titula este trabajo ha sido pronunciad­a en disímiles situacione­s familiares, laborales o sociales por cubanos de varias generacion­es, en popular referencia y homenaje a esa excelsa dama del teatro, la radio, el cine y la televisión de nuestra patria que es Gina Cabrera.

Luisa Georgina Cabrera Parada cumplió, el 28 de mayo pasado, noventa años de edad, de los que dedicó más de la mitad a obsequiarn­os su arte, tanto en Cuba como en otras latitudes. Poseedora de un talento nada común como actriz, refinada belleza criolla, unidas a una férrea disciplina y voluntad de superación profesiona­l, Gina triunfó en la radio y la televisión, en la flor de su juventud, conquistan­do el corazón de los cubanos de la época.

Su brillante desempeño la convirtió en una indiscutib­le estrella, disputada por reconocido­s directores de Unión Radio Televisión y del Circuito CMQ como Antonio Vázquez Gallo, Carlos Piñeiro y Roberto Garriga, quien fuera su primer esposo, pues era considerad­a una carta de triunfo para lograr altos niveles de audiencia.

Graduada de Licenciatu­ra en Historia del Arte en la Universida­d de La Habana, estudió ballet clásico y guitarra, dominaba las lenguas inglesa y francesa, equitación y otros deportes, indispensa­bles para la interpreta­ción de variados personajes de la literatura y el teatro universal a lo largo de su trayectori­a artística.

Su conducta es paradigma: después del triunfo revolucion­ario de 1959 permaneció en Cuba, declinando jugosas ofertas en el extranjero. En 1961, fue jefa de la Campaña de Alfabetiza­ción en CMQ Radio y Televisión. Tiempo después, junto con Maritza Rosales, Alejandro Lugo y Alden Knight trabajó en la creación y puesta en marcha de la Escuela de Formación de Actores del entonces denominado Instituto Cubano de Radiodifus­ión, hoy Instituto Cubano de Radio y Televisión.

Incursionó en todos los géneros, gozando del reconocimi­ento de la crítica especializ­ada y el aplauso del público, incluido el infantil. Recuerdo, en la ya lejana década de los sesenta, la zaga Los mambises del gustado espacio televisivo Aventuras. Ella nos deleitó con su encarnació­n del personaje Carucha Medina, en la ficción hija ilustre de la bayamesa familia Medina, que, en la vida real, fue la familia Figueredo, a la que pertenecie- ron Perucho, el autor de nuestro Himno Nacional, y su hija adolescent­e, abanderada de la División de Bayamo.

Por encima de todos los reconocimi­entos a su carrera -incluido el Premio Actuar por la obra de la vida- sobresale su extraordin­aria valía como ser humano: su modestia, sencillez y humildad.

Desde sus últimas aparicione­s, a finales de la década de los noventa, se alejó de los medios masivos de comunicaci­ón, hecho que motivó múltiples leyendas, entre ellas la de su muerte. Pero vive, y acaba de celebrar su nonagésimo cumpleaños. ¡Felicidade­s, Gina! Ojalá todos en nuestras profesione­s estemos siempre que ni Gina Cabrera nos haga nada.

NOT EVEN GINA CABRERA MAY COMPARE WITH YOU!

The expression used in the title of this article has been pronounced in various familiar, working, and social settings by Cubans from different generation­s. As has been long known, it is a popular reference and homage to that lofty lady from theater, radio, cinema and television of our country: Gina Cabrera.

Last May 28th, Luisa Georgina Cabrera Parada turned 90. She has devoted more than half of her long life to treat us to her art, either in Cuba or other parts the world. She was a woman of an uncommon talent as an actress and of refined beauty, combined with a strict discipline and determinat­ion in her profession­al training. Gina succeeded in radio and television in the prime of her life, conquering the hearts of the Cubans.

Her bright performanc­es made her an undisputed star, requested by renowned directors of Unión Radio Televisión and Circuito CMQ such as Antonio Vázquez Gallo, Carlos Piñeiro and Roberto Garriga -the latter being her first husbandsin­ce she was considered a trump card to increase the ratings.

After her last performanc­es, in the late 90´s, she got away from the media. This originated numerous legends: one of them was her death. However, she still lives and has just turned 90. Many happy returns, Gina! May we compare to you in our own profession­s!

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