Arte por Excelencias

Andy Montañez

¡AHORA SÍ TIENE LA LLAVE!

- Por REDACCIÓN EXCELENCIA­S

ara el Niño de Trastaller­es, Andrés Montañez Rodríguez, las puertas de Cuba siempre han estado abiertas desde su primer viaje a la Isla en la década de los ochenta. Popularmen­te conocido como Andy Montañez, ha elegido ser cantante por vocación, aunque cuando pequeño quiso ser abogado. Así lo reflejó cuando le entregaron el título de Doctor Honoris Causa en Humanidade­s, en el estado de Florida.

«Cuando niño quise ser abogado. Ese fue mi sueño. Crecí en una comunidad de escasos recursos económicos, una clase a la que pertenecí, a la que honro y respeto, que me enseñó que el sueño de ser alguien en la vida es una necesidad más que una opción. Me visualizab­a defendiend­o a mi gente de las injusticia­s. Pero al ser el mayor de dieciséis hermanos, mi prioridad era la responsabi­lidad familiar. Así que me hice técnico de televisión, reparé radios y televisore­s. Mientras estudiaba, ayudaba a mi hermano, que era un ebanista sin escuela, en sus primeros trabajos montando gabinetes de cocina.

»Así fui trazando mi destino, hasta que un buen día llegó al barrio Rafael Ithier, a ofrecerme una plaza vacante como cantante en una institució­n musical llamada el Gran Combo de Puerto Rico. Lo que comenzó siendo una prueba de seis meses torció mi destino. Fue en 1962 que me inicié a trabajar como cantante, y hoy entiendo y estoy convencido de que esta era y es mi vocación. Hoy puedo decir que mi carrera profesiona­l tiene más de cincuenta años».

Con el Gran Combo puertorriq­ueño, Andy, autodidact­a por naturaleza, tuvo quince exitosos años y más de treinta y siete canciones que van con él a todas partes: El barbero loco, Julia, Guaguancó del Gran Combo, Un verano en Nueva York, Vagabundo, Milonga sentimenta­l, Las hojas blancas, La soledad, el clásico A mi manera…

En 1977 salió de la Universida­d de la Salsa, como también se le llamó a El Gran Combo, y se enfrentó a los impredecib­les designios de la suerte. Asumió el reto más riesgoso de su carrera artística: salir de la agrupación que lo dio a conocer internacio­nalmente para cantar en la popular orquesta venezolana Dimensión Latina.

Andy fue como agua bendita para la Dimensión Latina. El primer trabajo discográfi­co disparó los termómetro­s del hit parade. En 1980, el salsero grabó con Puerto Rico All Stars, lo cual se convirtió en la antesala de su regreso a la Isla del Encanto. Había acumulado lindas experienci­as en otros suelos hermanos, y ya era hora de fundar su propia orquesta. Con la producción Andy Montañez se creó la orquesta. Cinco temas de ese álbum se mantuviero­n durante treinta semanas en la lista de música tropical de la revista Bilboard. Después continuaro­n grabando una retahíla de buena música, hecha desde el corazón, contenida en alrededor de cien discos, cifra para nada despreciab­le.

Con su sencillez, versatilid­ad y excelentes cualidades vocales y humanas, el Niño de Trastaller­es se convirtió en el primer puertorriq­ueño en tener una estrella en el Paseo de la Fama de Estados Unidos. En 2006 obtuvo el Grammy Latino por el mejor álbum tradiciona­l con AM/ PM. Líneas paralelas, junto al cubano Pablo Milanés.

EL ANDY QUE REGRESA

A riesgo de no contemplar todas sus visitas a Cuba, me interesa resaltar al Andy amigo, ese que nos ha abrazado cuando otros nos volteaban la cara. Me remonto a 1989, año en que le prohíben participar en los Carnavales de Miami por habernos visitado antes. O en 1994, cuando regresó en uno de los momentos más difíciles del país. En esa oportunida­d venía acompañado por su esposa Xiomara Acuña y los gemelos Andrea y Alfredo, de dos años y medio. En el mes de marzo de 1997, en San Juan, el puertorriq­ueño y el cantautor Silvio Rodríguez se abrazaron. El gesto provocó indignació­n en Miami, y otra vez le fue negada su participac­ión en los Carnavales de la Calle 8.

A partir del abrazo sincero de dos músicos y las crecientes muestras de repudio y ofensas por parte de la prensa neoliberal y amarillist­a, el boricua volvió cada vez más. Desde ahí no se hicieron esperar sus presentaci­ones en Santiago junto al emblemátic­o conjunto Son 14, así como en La Habana en el Festival Internacio­nal Boleros de Oro. Uno de los memorables conciertos

fue en el Teatro Karl Marx, titulado Los salseros cantan boleros, junto a NG La Banda y otros exponentes del género. Además, recibió el Premio de Honor Cubadisco y fue el invitado especial de la Fiesta de la Cultura Iberoameri­cana en Holguín en 2007. Al año siguiente recorría las zonas afectadas por el huracán Ike en esa provincia.

Ese es el Andy que regresa. El mismo que se hace acompañar de su familia, que accede gustoso ante cualquier lente curioso, el amigo que no claudicó en las tempestade­s. Su amor por Cuba es total. No es casualidad que escogiera el teatro América, de un precioso estilo art decó, para celebrar su medio siglo de vida artística, en compañía del Septeto Nacional Ignacio Piñeiro y Rumberos de Cuba. También estuvo en el Cubadisco y en el Festival Internacio­nal del Nuevo Cine Latinoamer­icano dedicados a la tierra borinquen, y en el programa La Victrola, de la emisora Habana Radio, que conduce Ismael Rensoli.

Este 2018 vino a la 38 edición del Festival del Caribe, caminó una vez más las calles santiaguer­as, recordando su primera visita a la ciudad indómita en 1980, en la que popularizó el estribillo «No es por na’ ni na’, Santiago está durísimo». Asimismo, regaló un concierto junto a Karachi en el Complejo Cultural Heredia. Allí recibió la Llave de la Ciudad. Este es el Niño de Trastaller­es, sencillo y carismátic­o. Su día tiene más de veinticuat­ro horas. Si sus visitas ya eran incontable­s, esta es diferente: ¡ahora sí tiene la llave!

ANDY MONTAÑEZ NOW HAS THE KEYS!

For Andrés Montañez Rodríguez, the gates of Cuba have always been open since his first travel to the island in the eighties. Popularly known as Andy Montañez, he has chosen to be a singer by vocation, although when he was a child he wanted to be a lawyer.

Andy worked with the Puerto Rican Gran Combo for fifteen successful years. In 1977 he left the group that made him be known internatio­nally and went to sing in the popular Venezuelan orchestra Dimensión Latina.

With his simplicity, versatilit­y and excellent vocal and human qualities, he became the first Puerto Rican to have a star on the United States Walk of Fame. In 2006 he won the Latin Grammy for the best traditiona­l album with AM/PM. Líneas paralelas, along with Cuban Pablo Milanés.

This 2018 he came to the 38th edition of the Caribbean Festival and once again walked along the streets of Santiago. He gave a concert with Karachi band at the Heredia Cultural Complex. There he received the Keys to the City. His previous visits were already countless but this was different now: he´s got the keys!

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Andy Montañez, el Niño de Trastaller­es.

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