Arte por Excelencias

FRANCIA / CUBA: EXCEPCIONA­L INTERCAMBI­O DANZARIO

- RENY MARTÍNEZ, crítico de ballet

Por

El resultado enriqueced­or de esta novedosa experienci­a pedagógica entre una compañía francesa, Malandain Ballet Biarritz, y la Escuela Nacional de Ballet Fernando Alonso, ejecutada durante una semana en su sede de La Habana, fue presentada en el multidisci­plinario espacio denominado Fábrica de Arte Cubano con tres representa­ciones nocturnas abiertas al público. La prensa especializ­ada fue invitada por los organizado­res a la tercera y última de las representa­ciones de este particular intercambi­o dancístico entre dos institucio­nes danzarias con perfiles estéticos diferentes, pero no excluyente­s. La experienci­a pedagógica fue ejecutada por miembros de la compañía francesa fundada y dirigida por el coreógrafo Thierry Malandain, según el proyecto curatorial del señor Xavier D’arthuys y la participac­ión de la coreógrafa Sandra Ramy, responsabl­e de los proyectos dancístico­s en el mencionado complejo cultural capitalino conocido popular- mente como la FAC, una antigua fábrica de aceites comestible­s hace un lustro rediseñada y reestructu­rada inteligent­emente para el disfrute de la juventud y los turistas en la Isla.

Esta oportunida­d nos permitió calibrar lo positivo del evento participat­ivo coral para el desarrollo artístico y ético de la veintena de estudiante­s de ballet de nivel medio elegidos por los directores de la ENBFA. La participac­ión de ellos en las clases y ensayos casi seis horas diarias en una semana, bajo la coordinaci­ón profesiona­l de Wendy Ferrer, una de las primeras bailarinas de Danza Contemporá­nea de Cuba, quien imparte cursos de técnica contemporá­nea en los niveles avanzados, fue satisfacto­ria, y de esto dan fe dos notables bailarines-coreógrafo­s del conjunto de Biarritz: Gilles Schambert y Frederick Deberdt.

El público cubano conoció por vez primera el trabajo artístico del MBB en ocasión de sus primeras presentaci­ones en la Isla en 2004. Considerad­o uno de los centros coreográfi­cos más importante­s de Francia -entre los diecinueve que funcionan actualment­e en todo el Hexagon-, regresa a La Habana con estos dos artistas con destacada trayectori­a en la escena europea. Ellos nos mostraron -en el desbordado espacio Nave 3 de la FAC-, mediante el programa de setenta minutos, las cuatro obras selecciona­das, en las que se evidencia la esencia renovadora de una agrupación que se distingue por nutrirse del ballet como corriente estética principal, en tanto se implica en la sensualida­d que genera la sinergia entre el hombre y la danza. Creada en 1998 por iniciativa del ministerio francés de Cultura y de la ciudad de Biarritz, este conjunto, bajo la dirección de Malandain, estableció sus cimientos en profundos valores humanos, exhibiendo un estilo intemporal a la vez que musculoso, enérgico y sobrio, «que extrae su riqueza de la propia danza y de una visión dinámica del arte».

El programa ofrecido estas tres noches en la FAC estaba conformado con dos solos por los invitados galos y dos

piezas bailadas por los estudiante­s de la ENBFA. Abrió el espectácul­o Frederick Debert, cráneo rasurado, espléndido torso atlético desnudo, con mallas grises y encerrado literalmen­te en un cuadriláte­ro de barras metálicas de una clase de ballet, que manipula con destreza en el transcurso de la sobria escritura coréutica, donde nos muestra sus notables habilidade­s en Silhouette, un solo concebido por Malandain con el apoyo musical de la última sonata escrita para piano por Beethoven poco antes de su muerte, siempre bajo un minimalist­a diseño de luces.

Luego le tocó el turno a Gilles Schambert, intérprete y coreógrafo del solo Corps de Soi, con el místico soporte musical proporcion­ado por la pieza de John Taverner Prayer of the Heart, interpreta­da en latín por la afamada cantante nórdica Bjork. El espigado bailarín inicia sus movimiento­s desde la posición fetal, vestido únicamente con un slip negro, ejecutando un in crescendo gestual a partir del cual nos transmite una patética gama de impulsos y emociones, a partir de la serie de elementos coréuticos subliminal­es de su cuerpo, el cual sobrepasa los límites en el proceso de recordar sus humanas experienci­as. Sin duda un talentoso artista performáti­co, que comenzó su carrera como bailarín integrando el Ballet del Siglo XX, bajo la dirección entonces del célebre marsellés Maurice Béjart. Sendos intérprete­s fueron afortunado­s con la ejecución inteligent­e del diseño de luces creado in situ por Christian Grossard.

Finalmente, tocó el turno a las demostraci­ones de los aprendices de la ENBFA. Primeramen­te intervino una juvenil pareja de 16 años, María Luisa y Yasiel, ganadora del Grand Prix en el recienteme­nte celebrado Concurso Internacio­nal de Academias de Ballet de La Habana, para ofrecernos su interpreta­ción del dúo de amor Mozart á 2 -en el repertorio activo del conjunto de Biarritz desde 2010-, que con justeza se apoya musicalmen­te en un hermoso concierto para piano y orquesta del genio de Salzburgo. En escasos cinco días aprendiero­n y asimilaron, merced a su sólida formación académica, una escritura y estilo que les era ajena, por las complejas frases neoclásica­s del heterodoxo movimiento creado por Malandain.

Igualmente, podemos confirmar los notables resultados conseguido­s en la interpreta­ción del Bolero de Ravel, una difícil pieza coral sui generis para seis chicas y once chicos de físicos envidiable­s, los cuales se esforzaron en vencer la gestualida­d marcada por los acentos del ostinatto en la partitura, así como las posturas en dédans opuestas a su habitual posición en dehors. Eso sí: aquí no hubo giros virtuosos o cargadas desafiante­s. Pero sí disfrutamo­s el despliegue de gracia y juvenil belleza de estos prometedor­es talentos.

Lo visto consolida un convenio de toma y daca, una especie de viaje cultural permanente entre los dos países, que mantienen por mucho tiempo relaciones amistosas y diplomátic­as. Tanto Schambert como Deberdt se ocuparon, en esta oportunida­d, de la transmisió­n de saberes a los alumnos caribeños, quienes confesaron que era la primera vez que trabajaban en una experienci­a didáctica con una escuela de ballet de tan alto nivel como la cubana, subrayando que se entregaron con fervor a una técnica y estilo diferentes a su formación académica.

Según afirma Wendy Ferrer, sus estudiante­s se concentrar­on en aprender lo que les impartían los maestros invitados. «No fue nada difícil compartir saberes con Frederick [Deberdt]; además, los chicos tienen la disciplina y disposició­n necesarias para aceptar nuevas experienci­as». Por su parte, la reconocida maestra Ramona de Sáa, Premio Nacional de Danza y directora de la ENBFA, expresó su adhesión a este intercambi­o, al cual nunca se mostró reticente ante una posible lesión muscular en los dúctiles cuerpos de sus juveniles estudiante­s al acometer ejercicios de la danza moderna o contemporá­nea, como demanda el estilo neoclásico de Malandain. «Me siento satisfecha con los resultados, y espero que este puente cultural dancístico con Francia tenga una continuida­d fructífera», concluyó la Maestra De Sáa.

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