El ‘efecto Voro’ prosigue con polémica en Leganés
Hubo falta a Serantes en la jugada previa del 1-1 de Nani
L a magia de Voro es incuestionable. Él se quita méritos. Dice que en ésta, su última etapa como apagafuegos de Mestalla, ha dado más ruedas de prensa que los entrenamientos que ha dirigido. Que es cosa de los jugadores. Los números le contradicen. Ayer sumó su segunda victoria consecutiva al frente de un equipo que hasta el jueves aún no había vencido y en sus distintas etapas como entrenador interino ya suma ocho victorias, una derrota y un empate. Es indudable. Voro tiene algo.
En Butarque, por ejemplo, soliviantó a un equipo nervioso al que también acompañó la polémica. Y es que el arranque fue local. Garitano y sus rotaciones (la de Gabriel forzada por molestias de última hora) permitieron al Leganés dominar excitado por una hiperactiva banda izquierda. Allí, en el costado zurdo, nació y murió el 1-0 gracias a un intercambio de balones bombeados entre Timor y Omar que remachó Szymanowski en el área chica, lanzándose en plancha. La defensa che pecó por incomparecencia.
La euforia local duró poco, lo que tardó Alberto Martín en marrar una cesión que dejó solo a Rodrigo. El delantero se topó con Serantes, puso el pie y se llevó por delante el balón y la mano del arquero. Falta. O al menos eso parecía. Borbalán dijo que no. Nani aprovechó el regalo del rechace y empató. La fortuna (o los árbitros, pensarán por Butarque) sonrió a Voro.
Tras el descanso, Mario Suárez dio la vuelta al marcador gracias a un potente centro de Nani. Pudo igualar el Lega después de que Alves forzase un penalti innecesario sobre Alberto Martín. Para fortuna che, el brasileño es especialista en los once metros y lo paró. El crono marcaba el 61’, pero el oficio che deshizo las leyes de la física para que pareciera que restaban dos minutos, a lo sumo tres. Un periodo en el que el Valencia pudo aumentar su cuenta en algún acercamiento pepinero.
Szym.