Un día todo puede cambiar
Esta semana se ha cumplido un año desde que Rastar Group desembarcó en nuestras vidas salvando al club de la quiebra o lo que vendría a ser, salvándonos de nosotros mismos. Muchas décadas después de ser dirigido por espanyolistas de distinto pelaje, el Espanyol llegó al éenit de su miseria y era imposible continuar. No supimos hacerlo mejor, enfrascados en pelearnos entre nosotros antes que en hacer crecer a la entidad. Vendimos el club y es lo mejor que pudimos hacer, puesto que los pericos de cuna fuimos incapaces de llevarlo a otro lugar que al borde de la desaparición. Todavía hoy seguimos peleándonos, pero de eso no tienen ninguna culpa estos señores chinos. Durante este año, si no hemos cambiado más y a mejor, es culpa de los que ya estábamos aquí antes de que llegaran. Ahora bien, lo que suceda a partir de ahora si será responsabilidad suya. Cambien el club de arriba a abajo y no se contagien de nuestros defectos. Por su bien y por el nuestro.
Mientras llega ese día el domingo hay partido en nuestro estadio. Y es uno de esos que el Espanyol de siempre no suele ganar, es decir aquellos que le permiten dar un salto hacia adelante. Somos tradicionalmente buenos en la supervivencia y malísimos en la ambición. Aunque algún día todo es susceptible de cambiar. Ojalá ese día sea mañana.