La culpa de esto no la tiene Poyet

Betis roto, Betis casi inexistente, reflejo del rotundo desquiciamiento que un entrenador amortizado muestra desde la alineación inicial (sin Rubén otra vez) hasta los volantazos hacia ninguna parte como el triple cambio que hizo antes del minuto 60. Poyet está condenado y es una condena. Hace ya jornadas que incluso los más pelotas y arrimados del Entorno saben que el uruguayo será destituido más antes que después. En esa tesitura: ¿de qué le sirve al club mantenerle? Sólo se me ocurren dos posibles razones: 1. Los dirigentes no tienen capacidad ni conocimiento para reaccionar; y/o 2. No hay dinero para pagarle el finiquito.

Señores Ángel Haro y José Luis López Catalán, señor director deportivo Torrecilla: la culpa de que el Betis no juegue a nada y casi se arrastre por los partidos ya no es de Poyet. La culpa reside más arriba y se redrucede cada minuto que los béticos tienen que aguantar espectáculos tan lamentables, que a esta hora parecen imposibles de empeorar pero que acaban empeorando, cuidado que dentro de 12 días viene Las Palmas. Si entonces se ve otro numerito, lo normal será que la afición del Betis le cambie el sujeto a la frase Vete ya y mire a los responsables de este fracaso: los del palco.