Su renovación fue la única que abrió el Palco de Honor
Modric, Bale, Kroos y L. Vázquez, en la sala de prensa
La escenificación del acto de renovación de Cristiano habla a las claras de quién es el jugador franquicia de la entidad. La ampliación de su contrato ha puesto la guinda al carrusel de prolongaciones que el Madrid realizó en octubre. Y fue distinta, también, a las demás. El Palco de Honor se abrió para el acto oficial de renovación. Todo se hizo con
Florentino como maestro de ceremonias. Al contrario, las anteriores de Kroos, Modric,
Bale y Lucas Vázquez se hicieron con un austero evento organizado en la sala de prensa del Bernabéu y con Butragueño como maestro de ceremonias. Ayer también estuvo, claro, pero se sentó junto a los miembros de la directiva en las primeras filas.
Si en estos meses que llevamos de competición comienza a especularse sobre un posible sorpasso de Bale a Cristiano (por lo que sucede en el campo), en los despachos lo tienen mucho más claro. Florentino no compareció junto al galés, como sí ha hecho con Cristiano. En el acto
de Bale no había ningún familiar, sólo su representante, Jonathan Barnett.
Tampoco hubo grandes fastos en las otras renovaciones. Sólo la esposa de Modric, Banja Bosnic, estuvo en la de su marido. En todas, eso sí, Florentino cumplió antes de las comparecencias con el protocolo: firma junto al jugador de turno del contrato ante los medios oficiales, posterior posado con la camiseta que indica la fecha de fin de contrato y entrega de una réplica de plata de la Cibeles. Con Cristiano fue distinto. Los medios del mundo entero (91 acreditados) pudieron transmitir en sus países la buena sintonía que ahora existe entre el presidente y el que, aún a día de hoy, sigue siendo el icono del club.