AS (Aragon)

“Los triunfos ante el Madrid siempre valían el doble” Quique Ramos

- F. J. DÍAZ / LA ENTREVISTA

El equipo en el que usted jugó estuvo plagado de canteranos del Atlético para los que un derbi siempre era algo especial... —Teníamos una rivalidad muy fuerte y Luis, que era el entrenador, no nos decía nada porque sabía que cada uno por dentro ya llevaba esa rivalidad. Era nuestro rival más odiado, y lo digo de manera deportiva, que no se entienda otra cosa. Pero durante la semana hablábamos: “Que vienen estos, que vienen estos...”. Se vivían de manera muy intensa. —Le recuerdo uno en el que usted marcó: 21 de diciembre de 1980, 3-1, con un gol suyo... —Nos salió un partido buenísimo y yo hice un gol de penalti. Los triunfos ante el Madrid valían doble. De hecho, teníamos prima doble por ganarles. —A los más jóvenes eso les sonará a otro mundo... —Pues es verdad porque era otra etapa, muy diferente a la actual. El club elegía tres partidos en los que la prima que nos daban era doble: Real Madrid, Barcelona y Valencia. Y nosotros elegíamos dos, que solían ser Real Sociedad y Espanyol, que se nos daban bien. Era todo muy diferente, en todos los sentidos. —¿Con qué jugador del Real Madrid le tocó enfrentars­e de manera directa en los derbis? —Yo me pegaba con Stielike. Yo antes del partido ya sabía que iba a tener jaleo con él. Era un jugador muy rocoso, muy duro y yo también tenía mi carácter. Pero veías el blanco enfrente de ti y eso te motivaba y te encendía. Para los atléticos, el Madrid siempre ha sido diferente a todo, era como veneno. —En ese Atlético hubo un jugador sobresalie­nte, un futbolista que dejó una huella excepciona­l: Dirceu. —Era una maravilla. Tenía un guante en el pie. Pero corría como el que más, se sacrificab­a, luchaba... Lo tenía todo. Y era muy listo. —Jugó sólo tres temporadas pero dejó un recuerdo impresiona­nte... —En mis nueve años jugué con otros extranjero­s muy buenos, como Alemao, Votava, Hugo... Pero con Dirceu me entendí muy bien. Veía el fútbol muy rápido. Todos lamentamos mucho su pérdida (Dirceu murió en un accidente de tráfico en 1995). —El Atlético en el que usted jugó estuvo a punto de llevarse la Liga 1980-81. Empezaron muy bien, se desinflaro­n y luego el partido del arbitraje de Álvarez Margüenda contra el Zaragoza... —Sucedieron cosas muy raras, Cabeza se volvió loco y habló contra los colegiados y el día del Zaragoza nos hicieron mucho daño. Pero los jugadores no supimos llevar aquello bien. Creo que teníamos que haber permanecid­o un poco al margen de todo aquello. Pero bueno, no hay que darle más vueltas. Pasó y nos quedamos sin Liga. Ojalá el Atleti luche ahora por este campeonato.

Stielike “Antes del partido sabía que iba a tener jaleo con él, era duro”

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