Cristiano, entre el corazón y la clasificación

Cálido recibimiento en su casa-escuela. El Madrid precisa un punto

Corazón partido”, titulaba ayer en su portada el diario portugués Récord sobre una imagen de Cristiano con medio uniforme del Sporting, su escuela, y otro medio del Madrid, su casa. Y en otro lugar noble de su primera página advertía: “Invasión de espías para ver a Gelson”. Uno y otro, presente y futuro, son figuras centrales de un partido de cuentas sencillas: un punto clasifica al Madrid y despide a los portugueses. Pero ese punto a secas, acompañado de un triunfo del Borussia frente al Legia en Dortmund, condena al Madrid a la segunda plaza y a verse con un primero en octavos, hecho que vistas las tablas no se sabe si es desventaja o bendición.

Se espera, pues, un recibimiento cálido para Cristiano y caliente para el Madrid, que en la ida le dio la vuelta muy al final a un partido que quizá mereció perder. La cuestión es que el Calderón cerró un debate, el del portugués, y abrió otro, el del dibujo. El partido dejó claro que lo que le conviene a Benzema no le conviene a Isco. No son incompatibles, pero la

Once Benzema o Lucas, el debate del partido y, quizás, de la temporada

inclusión del francés, que conoció mejores tiempos, desnaturaliza al malagueño. Sonó a medicina preventiva el elogio de Zidane a la BBC: “Son los mejores”. Pero también le habrá dejado claro el scouting del Sporting que el centro del campo es su zona noble. Allí junta a Adrien Silva y William Carvalho, eurocampeones con Portugal y que en el Bernabéu le quitaron al Madrid la pelota y la razón. La afición del Madrid ya pedía en las encuestas a Lucas Vázquez antes del partido del Calderón. En la del día después se reafirma aplastantemente: seis a uno en favor del canterano.

Vuelve Ramos.

Atrás, y pese al impecable trabajo de Nacho, es previsible el regreso de Ramos, que se autoexcluyó en el Calderón pero que hoy, más rodado, puede ser pieza clave en el juego aéreo. El Sporting pondrá ahí al holandés Dost, de casi dos metros, que debutó en el Bernabéu. Le ficharon tan a última hora que le dio tiempo a jugar el primer partido de la Bundesliga y de la Copa alemana con su anterior club, el Wolfsburgo. Desde entonces ha metido siete goles con los leones de Lisboa.

El Sporting ha asistido a una lenta devaluación desde su paso por el Bernabéu. Allí llegó líder de su liga, en la que lo había ganado todo. Hoy es

tercero, a cinco puntos del Benfica, tras pinchar ante Rio Ave, Vitoria Guimaraes, Tondela y Nacional, y ha perdido tres partidos en Champions.

A su favor están el factor fatiga, porque jugó Copa el viernes y con sólo dos titulares, y el factor Martins, caboverdiano, de 21 años, extremo derecho en la mejor fábrica de extremos derechos del mundo. De niño quería ser Robinho y de juvenil, Nani. En mayo del año pasado, cuando aún jugaba en el filial, el Sporting le renovó hasta 2021 y le puso una cláusula de 60 millones. “Hay que aumentarla ya. Será difícil retener a ese chico”, asegura su compañero Elías, ex del Atlético. “Aún está en fase de crecimiento, y no sólo futbolístico, sino emocional. Muchos jóvenes no han sabido lidiar con esta situación, pero aquí tenemos una estructura top que le acompaña. En esto no sólo vale el talento que Dios le dio”, avisa Jorge Jesús. Mantenerle en Lisboa es la mitad de un sueño imposible. La otra mitad es que un día regrese Cristiano, que en su único partido oficial como rival en el Alvalade hizo el tanto del triunfo del United. Ni el corazón es capaz de apartarle del gol.

Martins El Madrid tendrá un ojo en su vigilancia y otro en su fichaje