AS (Aragon)

Inocencio Arias “Vender a Isco sería una pifia como la de Redondo”

- MARCO RUIZ LA ENTREVISTA

Inocencio Arias (Albox, Almería, 1940) ha ocupado los puestos más destacados de la diplomacia española durante décadas. Acaba de sacar libro. En él, su etapa como director general del Madrid (1993-95), con Mendoza, tiene un espacio destacado.

Saca usted libro... —Antes de éste tenía dos de fútbol y tres de política exterior. —¿Son unas memorias? —Me parece una pedantería llamarlo así. Tampoco soy yo tan importante. He sido, sin más, un servidor del Estado… Lo he titulado: “Yo siempre creí que los diplomátic­os eran unos mamones”. —¿Y lo son? —Antes de entrar en esto lo pensaba, desde luego. Pero me ocurrió un poco como con el fútbol y Di Stéfano. Yo era de Zarra y vi un partido de La Saeta, y me convirtió. —¿Qué acontecimi­ento político es el que más le marcó de los que vivió de cerca? —Negativame­nte fue la guerra de Irak. España apoyó la intervenci­ón de EE UU y yo, como embajador en la ONU, tuve que hacerlo también cuando aquí todo el mundo estaba en contra, incluidas mis propias hijas. Y claro, aquello me subió tanto la tensión que aún tomo pastillas. Pero hay otros. La Revolución portuguesa, el fracaso de la revolución del Che en Bolivia... Todos esos pasajes están en el libro. —Y dedica un espacio importante al fútbol... —La faceta de Director General del Madrid me ocupó un año y ocho meses, pero fueron muy intensos. Y dejo mis impresione­s sobre lo que era el fútbol en esa época y lo que es ahora. —¿Ha cambiado mucho? —La televisión no sólo ha permitido que el fútbol siga teniendo cada vez más popularida­d, sino que, realmente, salvó de la quiebra a los clubes españoles y del resto del mundo. Ahora, por ejemplo, la Premier está firmando un contrato con una tele china por valor de 700 millones de euros. Cuento en el libro que cuando yo estaba en el Madrid empezaban a entrar las cadenas privadas, que pagaban bien, y eso cambió todo. —Y habla del palco del Madrid. —Cuento, en un tono irónico, lo infantil que me parece hablar de los negocios que se hacen en el palco el Bernabéu. Pues claro que se han hecho negocios, y en el del Sevilla, y en el del Valencia, y en el del Barcelona… ¡Y en el entierro del General Tarancón! En todos los sitios donde se reúne gente de la política y de los negocios se hacen. Yo fui el que empecé a sistematiz­ar el llamar a los senadores, diputados y hasta los alcaldes de las provincias de los equipos que nos visitaban y, de broma, digo que con eso di pie a que hubiera más chanchullo­s. Esto antes no se hacía, venían sólo de Madrid. —¿Cómo era el palco que usted conoció? —¡Más pequeño que ahora! Bastante. En alguna ocasión hasta yo tenía que ver el fútbol de pie. Tendría 44 ó 46 asientos… —¿Qué prestigio da ser presidente del Madrid? —Pues no le diré que es más importante que ser presidente del Gobierno, pero que ministro, sí. Te abren las puertas. —¿Qué puertas? —El presidente de Barça o Madrid va a Argentina, y si quiere que lo reciba el presidente de la República, lo recibe. A un ministro, en cambio, puede que lo reciba… o no. Da prestigio y proyección. ‘President of Real Madrid’, ‘President of Barcelona…’. —Vamos, la bomba. —Tiene cierta lógica. El presidente de Honduras o el de una industria importante de México, ¿con quién tiene más interés en charlar, con el ministro de Asuntos Sociales de España o con el presidente del Madrid? —¿Cree que Mendoza utilizó el palco para sus negocios? —Hombre, un presidente que tiene negocios, cuando va al extranjero, habla de fútbol y de otras cosas. Mendoza era exportador e importador, pero estaba prácticame­nte jubilado. —¿Está relacionad­o el fútbol y la política? —A veces. Las actuales autoridade­s catalanas utilizan al Barça como herramient­a política, y el Barça se presta. Un partido de fútbol entre dos países que se ven con recelo puede ser un problema. Por ejemplo, el que jugó Argelia y Egipto. Casi rompen relaciones diplomátic­as. —Hablemos de su etapa en el Madrid como Director General. ¿Qué se encontró al llegar? —No me gustó que el club, desde un punto de vista de eficacia y modernizac­ión, estaba mucho peor que Exteriores. Y vi que la informalid­ad reinaba. A veces se mantenía la palabra dada, y otras veces, no. —¿Por qué se fue tan pronto? —Por un amistoso que habíamos apalabrado con el Cacereño que se suspendió sin motivo. Quedamos en ridículo. A Mendoza le reconozco cosas buenas. Era un tío muy simpático, encantador. Pero a la hora de respetar la palabra no era el mejor. A mí me habían dado carta blanca para hacer dinero con los amistosos. Y el segundo que concerté, con el Cacereño, cuando ya me había comprometi­do con toda una ciudad, me lo echa abajo… Pues imagínese. —Hacer dinero con los amistosos... ¿Tan mal estaba económicam­ente el club? —Muy mal. Teníamos retrasos en el pago con todos los jugadores. Venían cada dos por tres a hablar conmigo… —¿Cómo toreaba? —Pacté unos prorrateos para que todos estuvieran contentos mientras se les iba pagando. Pero sucedió que algunos jugadores me puenteaban. Iban al presidente directamen­te, y a veces les daba el 100 por cien de lo adeudado. Y mi castillo de naipes se venía abajo. Eso me pasó tres o cuatro veces. —¿Cómo valora la gestión actual del Madrid? —No tengo críticas hacia la forma en cómo se están haciendo las cosas. Es una empresa moderna, pero, tacharla de modélica, no. —¿Qué le falta? —No quiero entrar en detalles, pero sí, está claramente modernizad­a. —¿Y cómo ve al equipo? —Hombre, me he llevado un par de alegrías con la Copa de Europa, pero eso no significa que el Madrid tenga un gran equipo. —¿No lo tiene? —El año pasado el porcentaje de partidos en que los aficionado­s nos fuimos del campo satisfecho­s fue reducido. ¿O no? Seamos sinceros. No salimos del Bernabéu colmados de satisfacci­ón tampoco ahora. Y tenemos una gran plantilla. Mire el banquillo. Hay muchos que serían figuras en otros equipos. Por ejemplo Isco. Si el Madrid lo vendiera sería la misma pifia burda que fue vender a Redondo. Si Isco estuviera en otro equipo, lo compraríam­os, seguro. —-¿Cómo ve el Clásico? —El Barça no es el del año pasado. Pero, con los tres delanteros que tiene, en cualquier partido… Creo que esa tripleta es mejor que la nuestra, y no me da vergüenza decirlo. —¿Cree que es mejor? —No muuuucho. Pero es mejor. Me gustan los tres nuestros,

La política “Me marcó para mal la intervenci­ón en la guerra de Irak; aún tomo pastillas...” Mendoza “Era encantador, pero a la hora de respetar la palabra no era el mejor”

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain