El Valencia, campeón de Liga por primera vez
Destrozó al Madrid ● Enorme Sastre ● Dubljevic, MVP de la final
No puede ser que el rival quiera ganar más que nosotros”, habían repetido los pesos pesados del Madrid. Pero fue justo eso. Nadie quería más esta Liga que los jugadores del Valencia Basket. Nadie. “Un título en este club y en esta ciudad vale como diez en otro lugar”, decía el montenegrino Dubljevic. Ya lo tiene bajo el brazo. La primera Liga en la historia del club taronja.
Ese anhelo por triunfar tras perder la Copa y la Eurocup lo convirtió en inalcanzable para el Madrid. Los de Pedro Martínez devoraban al rival con su vehemencia. En cada ayuda defensiva, en cada balón dividido, en cada rebote… ¡52 a 26! Si había que correr, era el Valencia el que lo hacía. No tardaría el duelo en saltar por los aires.
El Real llegó a ponerse tres arriba (17-20) con Ayón y un Reyes otra vez titular. Pero llegaron los relevos, entró Randolph, junto a Doncic, Carroll, Maciulis y Nocioni, y los locales alzaron el vuelo. Majestuoso Will Thomas. A su lado, Rafa Martínez, Sato y Oriola. Y Vives, ¡qué pase sin mirar! Asistíamos a algunos de los mejores minutos de baloncesto de la temporada.
Doncic se fajaba en la pintura, pero permitía los tiros frontales. No había comunicación en los visitantes para ajustar atrás y en la otra trinchera iban todos a una. Un solo corazón latiendo y diez brazos que parecían cien. Vivimos, además, la eclosión de Joan Sastre. El partido soñado para levantar la Liga. La mano ejecutora de la primera parte (11 puntos) y la que meció a su equipo para que no se despertara del sueño. Todo se había fraguado en esos seis minutos del segundo cuarto en los que ni Laso ni su equipo reaccionaron. En los que el Valencia descerrajó un parcial de 26-3 para ponerse 43-23. Un puñetazo en la mesa cuya onda expansiva hubiera hecho saltar por los aires a un elefante. Un mandoble que valía el título.
El séptimo campeón diferente en los 60 años de existencia de nuestra Liga. El trofeo más importante en la historia del club del Turia, el quinto de su palmarés tras la Copa de 1998 y las tres Eurocopas. El quinto en quince finales, en la segunda de Liga 14 años después de aquella ante el Barça.
Pero como no suele haber éxito sin sufrimiento, con 23 arriba (60-37), el ya campeón se atragantó ante una defensa zonal. Eso y la aparición de Llull le hicieron frenar. Acordarse de alguna final perdida, incluso angustiarse cuando Carroll la embocó para el 75-69. Quedaban casi cinco minutos… Sato devolvió la calma, el Valencia no había llegado a pararse del todo y nunca, nunca dejó de rebotear. Le sobró para que su gran noche de siempre no se torciera.
Campeón ante un Madrid que aspiraba a su tercer doblete seguido, pero que se ha diluido en las finales. Agarrado a un núcleo duro que envejece. Adiós triste de Nocioni. Se retira un grande. Rivales así hacen gigante triunfos como este. El de un club que late con la pasión de Juan Roig y al que Pedro Martínez ha dado su toque más personal. Un gran triunfo también del jugador español. Y de Dubljevic, el MVP de la final. Una apuesta ganadora.