AS (Aragon)

El Getafe, otra vez de Primera

- JAVIER HERNÁNDEZ

Frenético primer tiempo con cuatro goles ● Doblete de Pacheco ● Lozano dio esperanzas al Tenerife ● Segundo ascenso consecutiv­o de Bordalás

Del Coliseum tenía que salir un equipo de Primera y ese fue el Getafe, que acompañará a Levante y Girona en el ascenso. Al final, los tres primeros clasificad­os en Liga subieron a Primera. Desenlace de justicia. El Getafe regresa un año después de descender. Toda hazaña tiene un héroe y el de este partido fue Pacheco, autor de dos goles. Sin embargo, en Getafe a nadie le duele la lengua al reconocer que el gran artífice del ascenso ha sido el entrenador, Bordalás, que llegó en la octava jornada con el equipo en la penúltima posición y lo ha subido a Primera.

Las ganas por subir de uno y otro convirtier­on el partido en un desfile de emociones. Magnífico a ojos del aficionado, nocivo para el corazón de los entrenador­es. A los treinta segundos, saque de esquina a favor del Tenerife. En el minuto 2, ocasión clarísima para Amath, que estaba en posición correcta pese a que el árbitro pitó fuera de juego. Igual daba una cosa que la otra porque Amath la había desperdici­ado.

Dos minutos y dos llegadas del Tenerife. El Getafe lo estaba pasado mal. Sobre todo, sus centrales y en especial Gorosito, demasiado intranquil­o. Pero de repente la tendencia el partido cambió por completo y se entró en una fase de oleadas azulonas. En el 7’, un disparo de Chuli sacó astillas de la escuadra. En el 8’, Camille hizo penalti a Molina, el árbitro no lo vio y la jugada acabó en córner, y de ese saque de esquina llegó el primer gol, de Faurlin, el mediocentr­o argentino nacido en Rosario. En nueve minutos el Getafe le había devuelto el resultado al Tenerife y con la misma jugada, un remate en un córner.

El obligado a marcar gol ahora era el Tenerife. Al Getafe le interesaba anestesiar el partido, pues el 1-0 le daba el ascenso en caso de prórroga al no haber penaltis, pero no se conformó y fue a por más. Y lo hizo con determinac­ión y prisa. El 2-0 llegó en el 13’, una buena triangulac­ión en ataque con llegada al área de Chuli y pase atrás al segundo palo, por donde apareció Pacheco tan solitario que le dio tiempo a mirar y a pensar por dónde colocar el balón. 2-0, pero para el Tenerife poco cambiaba la escena pues seguía necesitand­o un gol.

Lo consiguió a los cuatro minutos, en una jugada de Gaku por la banda izquierda con centro raso al área que Lozano, lanzándose, acertó a meter la puntera y batir a Guaita. Ahora al que le hacía falta marcar un gol más era al Getafe, que lo lograría en el 37’ al remachar Pacheco un despeje del portero a remate de Molina tras jugada de Portillo. Cuatro goles en poco más de media hora. La efectivida­d en el partido estaba siendo tal que en la grada el público comenzaba a recordar aquel 3-5 con el que el Getafe subió en Tenerife, en 2004.

Comenzó la segunda parte con la misma necesidad del Tenerife de conseguir un gol, y Martí barajó sus cartas, a la ducha el japonés Gaku y al césped Aarón Ñíguez, el hermano del rojiblanco Saúl que en el primer balón que tocó hizo una jugada que firmaría el internacio­nal, librándose de dos rivales a la vez haciendo una roulette.

El paso del tiempo apuraba al Tenerife, que estiró el partido para provocar espacios. Eso le exponía a riesgos, como la contra de Molina en el 71’. Los últimos diez minutos fueron los del miedo. Los del Getafe por perder lo que hasta ese momento tenía conseguido. Los del Tenerife por no conseguir lo que estaba buscando con tesón, un gol. Amat lo tuvo, pero lo evitó Guaita. El Getafe, perfume de Primera.

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