Muller frustra la épica remontada de Nadal
El luxemburgués volvió a eliminarle en Wimbledon doce años después
Rafa Nadal es una leyenda, pero también tiene días malos o no tan buenos. Y de vez en cuando se cruza con algún héroe inesperado que hace el partido de su vida y le derriba. Es lo que le pasó en el Manic Monday de Wimbledon, que terminó con una locura. Gilles Muller venció al campeón español en el duelo más largo de lo que va de torneo y el más extenso que ha jugado Nadal aquí (cuatro horas y 47 minutos). El drama se resolvió con un marcador inusual: 6-3, 6-4, 3-6, 4-6 y 15-13.
El luxemburgués frustró la que podía haber sido la tercera remontada del español de un 0-2 en Grand Slams (lo había conseguido precisamente en el All England en 2006 y 2007, contra Kendrick y Youzhny). Nadal igualó el marcador con casta y actitud, y salvó cuatro bolas de partido en el eterno último set (135’), pero con la quinta no pudo. A Muller, que ya eliminó al balear en el grande londinense en 2005, le espera en cuartos Marin Cilic, que se llevó por delante a Roberto Bautista.
Nadal sumaba 28 sets seguidos desde Roland Garros. Muller rompió esa racha y consiguió por partida doble lo que antes que él no habían logrado Paire, Haase, Basilashvili, Bautista, Carreño, Thiem, Wawrinka, Millman, Young y Khachanov. Lo hizo porque con sus saques, no excesivamente potentes pero sí bien colocados, desarmó al balear, sin soluciones en las dos primeras mangas. Muller frecuentó la red y ahí impuso su envergadura. En el primer set ganó 14 de los 16 puntos que jugó con el primer servicio.
Por primera vez en mucho tiempo, Nadal se vio de verdad contra las cuerdas. Nadie le había inquietado últimamente y le tocaba remar a contracorriente. Tiró de raza y encontró la serenidad para recuperar su tenis y superar a Muller. Llevaba más de cinco meses sin jugar un partido a cinco sets y lució su fortaleza, tremenda a sus 31 años, tres menos que un rival que perdió efectividad con el servicio. La recuperaría después.
Nadal le dio la vuelta a la tortilla con varios saques directos y mejor porcentaje de primeros. Y con un break en cada uno de los dos siguientes sets obró parte del milagro. Le faltaba rematar. Pero no tuvo la última faena de cara. Levantó dos match ball con 4-5 y dos con 9-10; el siguiente le sobrepasó. En el 28º juego claudicó con una bola de drive que impactó en la red. Se despidió así de Londres y ya van siete años desde la última vez que se clasificó para cuartos. Pero nadie discute que lo dio todo y que lo seguirá intentando, porque el espíritu de lucha y el afán de superación son dos de las principales virtudes que adornan su naturaleza.