AS (Aragon)

Griezmann: al menos 2 partidos por llamar “cagón” al árbitro

Tras el partido, le pidió disculpas

- P. IRANZO / MADRID

Griezmann será suspendido entre dos y cuatro partidos por decirle a Martínez Munuera: “¡Eres un cagón!”. El jugador reaccionó así tras ser amonestado al entender el árbitro que simuló un penalti que en realidad sí existió. El colegiado reflejó esto en el acta: “En el minuto 66, el jugador (7) Griezmann, Antoine fue expulsado por el siguiente motivo: dirigirse a mí tras ser amonestado diciéndome: ¡Eres un cagón!”. Tras el encuentro, el francés acudió al vestuario del colegiado para pedirle perdón, buscando el atenuante de arrepentim­iento espontáneo que figura en el artículo 10 del Código Disciplina­rio.

Lo normal es que Competició­n le suspenda por dos partidos, aplicando el artículo 117 de su Código Disciplina­rio que dice lo siguiente: “Dirigirse a los árbitros, directivos o autoridade­s deportivas en términos o con actitudes se menospreci­o o de desconside­ración, siempre que la acción no constituya falta más grave, se sancionará con suspensión de dos a tres partidos o por tiempo de hasta un mes”. En una aplicación más rigurosa, podrían caerle hasta cuatro partidos, si el Comité se remite al artículo 94: “Insultar, ofender o dirigirse en términos o actitudes injuriosas al árbitro principal, asistentes, cuarto árbitro, directivos o autoridade­s deportivas, salvo que constituya falta más grave, se sancionará con suspensión de cuatro a doce partidos”. En mayo de 2016, el valenciani­sta Rodrigo fue expulsado en el Bernabéu por la misma expresión (“Eres un cagón”) a un asistente de Fernández Borbalán. Fue suspendido por dos partidos.

Iturralde González consideró que Griezmann no simuló sino que fue derribado por Iraizoz y que Martínez Munuera debió señalar penalti. No jugaría ante Las Palmas y Valencia.

Los cinco minutos de cholismo en la recta final del partido permitiero­n al Atlético un empate que en realidad no se había merecido. El baño del Girona, en especial en el primer tiempo, había sido total y absoluto. Parecía que los de Simeone se habían quedado en Madrid y encima

Griezmann se autoexpuls­ó y la ventaja de dos tantos parecía un reto insalvable. Pero apareció Correa con su golazo y —jugando por el centro, no por bandas— luego Giménez, de cabeza y, en especial, el milagro habitual de Oblak en el tiempo de descuento, permitiero­n salvar los muebles a un Atlético que generó muchas dudas. También

Machín dominó la pizarra a su antojo y el Girona siempre puso el fútbol y la calidad. Mientras que los madrileños parecían meros espectador­es.

Los problemas del Atlético ya se habían esbozado en la pretempora­da. En el centro del campo no dan con el dibujo adecuado y encima Griezmann y, en que no sean explotar sus virtudes dentro del área. El punto no debe valer para que el Atleti saque pecho. Lo más positivo es que pese a jugar con diez no dieron el partido por perdido y es una virtud que a la larga siempre es positiva. No obstante, Simeone tiene que trabajar mucho.

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