AS (Aragon)

Mucho trabajo por hacer

Los problemas en defensa y a balón parado continúan y Borja se mostró como la única amenaza real en ataque

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La pretempora­da del Real Zaragoza había dejado más sombras que luces y el estreno en Tenerife confirmó esas sensacione­s, aunque el primer cuarto de hora invita a pensar que hay margen de mejora y toca tener paciencia.

De más a menos. Los primeros quince minutos del Real Zaragoza en Tenerife fueron bastante prometedor­es: presión agresiva, con las líneas juntas, robos en campo contrario, finalizaci­ón de las jugadas y ocasiones. Sólo faltó el gol. A partir de ahí el encuentro se equilibró e incluso llegaron algunos minutos de dominio canario, algo bastante normal a comienzos de temporada, pero el equipo de Natxo González completó una primera parte bastante aceptable. La película cambió tras el descanso, ya que el Zaragoza se partió en dos, con las líneas bastante separadas, lo que hacía inútil la presión y permitía a los jugadores del Tenerife aparecer entre la defensa y el centro del campo y a partir de ahí jugar con comodidad. De esta forma, el conjunto canario se hizo dueño del encuentro y se explica la mala segunda parte de los aragoneses.

Defensa. La pretempora­da había dejado más sombras que luces y el estreno no hizo más que confirmar esas sensacione­s. Una vez más, una de las mayores sombras fue la defensa, un problema que el Zaragoza arrastra desde la pasada temporada, cuando fue uno de los equipos más goleados de la categoría. De nuevo hubo errores individual­es, fallos de concentrac­ión en las vigilancia­s, pérdidas en campo propio y, por si fuera poco, Benito, que durante toda la pretempora­da se había mostrado bastante seguro atrás, acusó demasiado el hecho de jugar a pierna cambiada por la lesión de Ángel. Ni dio profundida­d al equipo en ataque ni cerró su banda en defensa.

Balón parado. Capítulo aparte merecen las jugadas de estrategia, una losa que condena al Zaragoza desde hace varias temporadas, ya sea con defensa al hombre, mixta o en zona. Un problema que urge corregir cuanto antes, ya que muchos partidos se deciden a balón parado, como el del pasado viernes, en el que Carlos Ruiz remató totalmente solo para darle la victoria al Tenerife. Ya en la primera parte, Jorge Sáenz había cabeceado sin oposición, pero el balón se fue por encima del larguero.

Ataque. A los problemas en defensa hay que añadir que únicamente Borja Iglesias se mostró como una amenaza real en ataque. Buff estuvo totalmente desapareci­do; su única acción destacable fue un disparo desde la frontal del área que Dani Hernández desvió y ni siquiera estuvo acertado a balón parado, cuando durante la pretempora­da había dado muestras de un gran golpeo. Pombo, por su parte, no estuvo acertado y en ningún momento se le vio cómodo. Natxo González intercambi­ó sus posiciones en la segunda parte, pero tampoco dio resultado, mientras que Febas, que no paró de ofrecerse, da la sensación de que tiene más facilidad para jugar de cara que si se tiene que girar. Ya en los últimos minutos, Toquero dotó al equipo de algo más de presencia en ataque.

Luces. No todo fueron notas negativas. Además de ese prometedor primer cuarto de hora, Borja Iglesias dejó movimiento­s de muy buen delantero, Delmás demostró que está totalmente capacitado para jugar en el primer equipo, Ratón tuvo varias paradas salvadoras y Eguaras, cuando el Zaragoza tiene el balón, da criterio al juego.

Paciencia. Pero quizás la nota más positiva es que la Liga no ha hecho más que empezar y el camino lo marcan esos primeros quince minutos en el Heliodoro Rodríguez López. La plantilla es joven, prácticame­nte nueva, hay tiempo por delante y el margen de mejora es importante, aunque para ello es necesario mucho trabajo, pero también paciencia y tranquilid­ad para corregir errores, potenciar virtudes y llegar a ser un equipo fiable.

Refuerzos. Natxó González no es el único que tiene mucho trabajo por delante. El director deportivo Lalo Arantegui debe dar salida a Irureta, Xumetra, Barrera y Edu Bedia para poder fichar un jugador de perfil ofensivo y un central de jerarquía, cada vez más necesario con el paso de los partidos, cuando apenas quedan doce días para el cierre del mercado.

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