La batalla del viento
El viento era la amenaza. Y el viento fue la solución para el Quick Step. No se corría una clásica flamenca, pero en los dos últimos kilómetros se asemejó. Los rodadores belgas tomaron la cabeza, pusieron el turbo y rompieron la posibilidad del primer sprint masivo. Yves Lampaert, un consumado contrarrelojista, arrancó en solitario y llegó victorioso, justo por delante de su compañero Matteo Trentin. Una exhibición. El estreno de Lampaert en una gran ronda trajo premio doble, porque arrebató el maillot rojo a Rohan Dennis con la bonificación. Los cortes también afectaron a los gallos. Vincenzo Nibali, el más beneficiado, metió un puñado de segundos a sus rivales. No fue mucho tiempo, pero el Tiburón del Estrecho ya enseña los dientes.
“Nibali es el ciclista que mejor se ha preparado para esta Vuelta”, advirtió Alberto Contador en la previa de la carrera. Para empezar, el siciliano ha sido el único capitán que ha soportado el arreón final de los rodadores en Gruissan. Entró décimo, con ventaja sobre todos sus oponentes. Distanció a Chaves en 5 segundos; a Froome, Aru, Majka, Adam Yates y Rubén Fernández (por citar un movistar), en 8”; y a Contador, Bardet, Barguil, Zakarin, Kruijswijk, Jungels y Simon Yates, en 13”. Habrá repechos con menos diferencias.
Los jefes de filas habían despedido Nîmes con las orejas tiesas. Su instinto percibía el viento, con el mar de fondo. Los abanicos asomaban en algún punto del recorrido por el litoral del Mediterráneo francés. Había tensión. Y cautela. “Creo que tendremos cortes en algún momento, hay que estar atento”, pronosticaba Froome, buen conocedor de las rutas francesas, cuádruple vencedor del Tour. “En una etapa así puedes perder más tiempo que en el Angliru”, doblaba apuesta Contador, también experto en mil batallas. Por aquí cerca, en La Grande-Motte, quedó atrapado en el Tour de 2009.
A 44,566 km/h.
La primera hora se cubrió a toda vela: a 46,3 km/h. La segunda, a 44,9. Y el promedio final fue de 44,566 km/h. No hubo escapadas. No puede haberlas a la velocidad del sonido. Si acaso, alguna caída. Como sí ocurrió. Javier Moreno, compañero de Nibali en el Bahrain, integró la lista de los primeros abandonos. Esta fue la noticia mala para el italiano. También el marroquí Anass Ait El Abdia (UAE) y el esloveno Kolar (Bora).
Los equipos de los gallos rodaron siempre en cabeza. Y a estas alturas de la Vuelta, gallos hay todavía en casi todos. La primera intentona de romper el pelotón partió del activo Bahrain, a 78 kilómetros, y poco después respondió el Trek de Contador, con Pantano al frente. Froome sufrió una avería en plena refriega, pero nadie aceleró. No hubo más hostilidades hasta que restaban 31 km y asomó el Katusha de Zakarin, que tampoco quebró el grupo, aunque obligó al africano a replicar en primera persona. La carrera volaba tensa.
El Sky reservó su bala para el final. A 9 kilómetros de la meta, justo cuando la carretera cambiaba de dirección en una zona de viñedos. Sin piedad. Hubo un primer corte, sin capitanes implicados. Ya en las cercanías, el Quick Step dio continuidad a la ofensiva. El órdago final. El pelotón llegó fragmentado, con un hombre solo al comando: Yves Lampaert.
JAVI MORENO, DURA CAÍDA Y ABANDONO
Javi Moreno sufrió una fuerte caída a 60 kilómetros de meta en la que se golpeó la mandíbula, y se convierte en el primer ciclista español en abandonar la Vuelta. El jienense fue trasladado al hospital para determinar el alcance de la lesión.