AS (Aragon)

Chris Froome

- JUANMA LEIVA BENITATXEL­L

Tardó en atacar a sus rivales, pero realizó un último kilómetro fantástico. ¿Cómo se sintió en ese final de etapa?

—(Chris Froome llegó a meta exhausto. Tras celebrar con rabia el triunfo, el líder de la Vuelta debió apoyarse en un asistente de su equipo para mantener la verticalid­ad. A pesar de ello, la sonrisa no se le borró en ningún momento de la cara). Estoy muy contento por añadir esta cima a mi palmarés. No quería precipitar­me, como me ocurrió en 2015, cuando acabé cediendo con Dumoulin. Tenía aquella etapa en la cabeza. Desde el coche me advertían de que con el viento en contra era difícil arrancar (un detalle que llamó mucho la atención fue que el británico no paró de comunicars­e con su director durante toda la última ascensión). Cuando De la Cruz atacó, lo hizo con mucha fuerza y pensé que podía utilizar su rueda para lanzarme yo. Logré coger ventaja, pero Chaves llegó a mi altura y por un momento pensé que me pasaría lo mismo que en 2015. Puse todo lo que tenía en esos últimos 100 metros. —¿Fue una forma de imponer respeto a sus adversario­s? ¿Cree que le empiezan a tener un poco de miedo? —No deberían y tampoco lo creo, porque soy como ellos y también puedo tener un día malo. Es verdad que esta primera parte de Vuelta ha sido de ensueño, todo ha salido muy bien y estoy en una posición inmejorabl­e. Pero he venido a la Vuelta tantas veces y no he conseguido ganarla... Aunque es cierto que esta vez las piernas están funcionand­o muy bien.

—¿Ha cambiado su forma de pedalear en este tipo de ascensione­s? Pareció que en la Cumbre del Sol lo hacía con menos cadencia.

—En etapas como esta sólo pedaleo según las sensacione­s que tengo en ese momento. En esas rampas tan explosivas la cadencia y el timing

son muy importante­s para sentirse cómodo y avanzar. Pero creo que sigo con el mismo estilo de siempre. Soy un corredor que tiene mucha cadencia de pedaleo y así es como me noto mejor en las subidas.

—Su equipo volvió a hacer una aproximaci­ón al último puerto muy rápida.

—Mis compañeros están haciendo un trabajo magnífico todos los días de lo que llevamos de Vuelta. No solo en los finales de etapa, sino también durante toda la jornada. Pusieron un ritmo muy rápido en la aproximaci­ón y en las primeras rampas de la última ascensión. Un trabajo en el que al final Mikel Nieve estuvo fantástico. Gracias a la ayuda de todos pudimos alcanzar lograr el mejor resultado posible. Ganar la etapa y llegar como maillot rojo justo antes del día de descanso es un resultado como para estar contentos.

Compañeros “Mi equipo hizo un gran trabajo y Mikel Nieve estuvo fantástico”

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