Lituania contra Israel: el que pierda quedará muy tocado
■ La segunda jornada en el Grupo B, que tiene como sede Tel Aviv, promete ya las primeras emociones fuertes después de la derrota en la inaugural de Israel y Lituania. Hoy, ambas se enfrentan en el último turno y la que pierda quedará ya tocada y sin victorias en su casillero. Los lituanos necesitan reaccionar después de verse sorprendidos por la competitiva Georgia.
Los georgianos, por su parte, darían un paso de gigante hacia los cruces si se imponen a una Alemania que demostró ante Ucrania que depende totalmente de su base NBA, Dennis Schroder. El que gane ese partido pondrá un pie en octavos de final. Igual que la selección italiana, que después de aplastar a Israel el jueves, lo tiene todo a su favor para ponerse 2-0 ante la débil Ucrania.
Aquí no me conoce nadie”, sonríe Gheorghe Muresan sabiendo que es imposible que sus 2,31 metros pasen desapercibido por las entrañas del Polyvalent Hall. Muresan nació en Triteni, a 50 kilómetros de Cluj-Napoca, capital de Transilvania. Estos días hace de embajador de la ciudad en el Eurobasket. También es vicepresidente de la Federación Rumana. “Cluj es la mejor ciudad de Rumanía. Para mí venir son recuerdos de la infancia”. Tiene 46 años y vive en Washington DC, donde estableció su residencia después de jugar seis temporadas con los viejos Bullets. “Tengo pasaporte americano y, ¿sabe lo mejor? Una pensión. La NBA es una gran familia, mi segunda familia”.
Muresan dice no recordar tener una infancia complicada por su desmesurada altura, fruto de un desorden en la glándula pituitaria. “Jugaba al fútbol con los niños. Sigo viendo algún partido, los de gran interés como los Madrid-Barcelona”. Cuando se le pregunta quién fue la primera persona que le puso a jugar al baloncesto, sorprende: “Dios. No soy una persona muy religiosa pero lo creo así. Hasta que empecé a jugar al baloncesto, yo jamás había visto un partido. ¿Para qué?”.
Predestinado “Creo que fue Dios el primero que me puso a jugar al baloncesto”
Barcelona.
En 1993, y cuando los Washington Bullets ya le habían elegido en la segunda ronda del draft (número 30) para jugar en la NBA, Muresan estuvo en Barcelona. Sentado junto a AS, así lo admite: “Sí. Estuve un día en Barcelona. Era Aíto García Reneses quien estaba allí. Firmé un contrato con el Barça pero al final del día se había roto. No sé qué pasó, seguramente lo mejor para el Barça y para mí. Nunca echo la vista atrás. No he vuelto a España, me gustaría volver un día con mi familia”.
Y fue a la NBA, donde se convirtió en el jugador más alto que jamás pisó una de sus cancha. Medía unos milímetros más que Manute Bol. Allí fue un personaje. Hasta protagonizó la película My Giant junto a Billy Cristal. Ahora, dice, tiene dos oficios: “Marido y padre”. Tiene dos hijos: “Juegan a baloncesto pero para mí lo más importante es que se formen. Son buenos estudiantes”. Si se pregunta en qué posición juega, contesta: “Usted qué cree”.