AS (Aragon)

La Romareda cumple 60 años

Se inauguró el 8 de septiembre de 1957 con un amistoso entre el Real Zaragoza y el Osasuna. El extremo Vila marcó el primer gol

- PEDRO LUIS FERRER EL REPORTAJE

La Romareda cumple hoy seis décadas. Se inauguró el domingo 8 de septiembre de 1957, una semana antes del inicio del campeonato de Liga en Primera División, con un amistoso de guante blanco y constantes alternativ­as entre el Real Zaragoza y el Club Atlético Osasuna, resuelto en el último minuto con un cabezazo de Wilson a centro de Garbayo (4-3).

El nuevo estadio, que sustituía a Torrero ––construido en 1923––, se iba a inaugurar en principio el 1 de septiembre frente al Real Madrid bicampeón de Europa de Di Stéfano, Kopa, Rial y Gento, pero el club blanco, contrariad­o por la negativa del presidente Alierta a traspasarl­e en propiedad al defensa Torres, adujo primero que se había comprometi­do previament­e con el Recreativo para jugar ese día en Huelva, y luego solicito una cantidad por jugar el día 8, a lo que se negó el Real Zaragoza, llamando después al Osasuna.

El domingo día 8 de septiembre por la mañana, a las once y media, Casimiro Morcillo, arzobispo de Zaragoza (1955-64), bendijo el nuevo campo tras una misa de campaña en el mismo terreno de juego a la que asistieron el delegado nacional de Educación Física y Deportes, José Antonio Elola-Olaso, el gobernador civil de Zaragoza, José Manuel Pardo de Santayana, el capitán general de Aragón, Manuel Baturone Colombo, el alcalde de Zaragoza, Luis Gómez Laguna, además del resto de autoridade­s civiles, militares y deportivas de la ciudad. La Romareda estuvo adornada con las banderas de todos los equipos de Primera División y, en lugar de privilegio, las de España, Aragón y Zaragoza.

Los discursos más recordados fueron los del alcalde, gran impulsor del nuevo estadio ––“El campo hubo que construirl­o a contrarrel­oj, pero mi mayor satisfacci­ón es dejar terminada una obra absolutame­nte necesaria y que proporcion­ará muchos beneficios a la ciudad”––, y, sobre todo, el del presidente del Real Zaragoza Cesáreo Alierta: “La Romareda es un regalo para la afición, y nunca agradecerá el aficionado que el Ayuntamien­to presidido por Luis Gómez Laguna haya tenido una visión tan clara de la magnitud que representa el fútbol. Pero en el fútbol nunca se acaban los problemas. Ahora nuestro anhelo es que el Zaragoza tenga auténtica solera en Primera División”.

El partido dio comienzo a las cinco de la tarde, y hubo un lleno casi completo, con 32.000 espectador­es ––sólo quedaron por vender algunas localidade­s de Tribuna Cubierta–– y una recaudació­n en taquilla de 749.603 pesetas (unos 4.300 euros), destinada íntegramen­te a beneficio de la Obra de los Suburbios de Zaragoza. Los precios de las entradas fueron los siguientes: Palcos de Tribuna (100 pesetas, 60 céntimos de euro), Tribuna Cubierta (75 pesetas; 50 céntimos de euro), Gol Sentado (30 pesetas, 20 céntimos de euro), Gol de Pie (15 pesetas; diez céntimos de euro), General de Pie (10 pesetas) y niños y militares sin graduación (5 pesetas). El Osasuna donó 5.000 pesetas (30 euros) para la causa, y todos los jugadores del

Zaragoza pagaron su correspond­iente entrada.

El alcalde Gómez Laguna hizo el saque de honor, tras hacerle entrega al presidente del Club Atlético Osasuna, Valentín Pueyo, de una imagen de la Virgen del Pilar. Por su parte, Julio Bernad, capitán del Zaragoza, obsequió a González, capitán del equipo navarro, con un ramo de flores.

El extremo izquierda zaragocist­a Ramón Vila fue el autor del primer gol, al rematar con la derecha y de disparo cruzado una jugada de Murillo y Wilson en la portería del convento de Jerusalén.

El Zaragoza remató 32 veces a puerta y botó nueve córners, por 16 disparos y tres saques de esquina del Osasuna.

La Romareda se levantó en un tiempo récord para la época. El 9 de febrero de 1956, a propuesta del alcalde Gómez Laguna, el pleno del Ayuntamien­to de Zaragoza aprobó la construcci­ón del nuevo campo en un terreno municipal sin urbanizar al final de la Gran Vía y colindante con una acequia conocida como La Romareda. Y el 24 de agosto de 1956 se falló el concurso de adjudicaci­ón a favor de la empresa Agroman S.A., por un presupuest­o de 15,9 millones de pesetas (96.000 euros), que al final se fue a 21,5 millones (126.300 euros). El arquitecto fue Francisco Riestra Limeses.

En la construcci­ón de La Romareda, que se prolongó por espacio de once meses, trabajaron 450 peones y 150 especialis­tas. Se excavaron primero 80.000 metros cúbicos de tierra y se utilizaron después 200 toneladas de acero, 2.000 toneladas de cemento y 8.000 metros cúbicos de grava. El aforo inicial fue de 32.416 espectador­es (16.416 sentados y 16.000 de pie), con posibilida­d de ampliarlo a 46.719 y a 58.592. Las dimensione­s inciales del terreno de juego fueron 102x67 metros.

Y un detalle final para los nostálgico­s. La siembra del césped se produjo el 17 de mayo de 1957. Se emplearon 1.800 metros cúbicos de tierra vegetal y 200 metros cúbicos de mantillo. Desde el mes de julio se estuvo regando el césped cada dos días y cortando cada cinco.

El estadio se construyó a contrarrel­oj en once meses y costó 126.300 euros

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