Partido trampa en Nervión
El Sevilla Atlético es colista y aún no conoce el triunfo, pero el Zaragoza ya sabe cómo se las gastan los filiales
El Real Zaragoza visita esta noche al último clasificado de la Segunda División. En apariencia, se trata de la salida más plácida de todo el campeonato, porque el Sevilla Atlético todavía no ha ganado (cuatro empates y seis derrotas) y su defensa es un auténtico coladero, pero no conviene fiarse de nadie en el fútbol. Y menos aún de un filial en apuros. Así que podemos hablar de un partido trampa, en el que la victoria se considera casi una obligación y la derrota, o hasta el empate, se juzgarían como una pequeña catástrofe.
El equipo de un ya cuestionado Tevenet está hecho unos zorros, pero todavía permanece fresco en el recuerdo de la insoportable temporada anterior esa debacle del Zaragoza en el Sánchez Pizjuán que dejó muy tocado a Luis Milla. El filial sevillista ya no juega en su coliseo principal, si no que lo hace ahora en el pequeño estadio Viejo Nervión de su Ciudad Deportiva José Ramón Cisneros Palacios, cuya tribuna principal se inauguró el pasado mes de agosto.
Y conviene tener presente que el Sevilla Atlético también ganó el curso pasado en el estadio de La Romareda (1-2) y que esa derrota dejó al Real Zaragoza a tres puntos del descenso y fue la tumba de Raúl Agné, al que relevó el salvador Láinez.
De modo que hay argumentos más que sobrados para tomarse el pleito de esta noche muy en serio y no fiarse de las apariencias del rival, aunque éste sea colista.
Al Zaragoza se le viene resistiendo La Romareda, donde sólo ha ganado uno de sus cinco partidos, y necesita, para seguir escalando posiciones en la clasificación, ganar fuera lo que no logra de momento en su casa.