AS (Aragon)

El liderato no se negocia

El Barça responde a sus perseguido­res en la tabla ● La expulsión de Raba permitió a Valverde cambiar el duelo ● Goles de Suárez y Messi

- SANTI GIMÉNEZ

El Barça dejó claro en Villarreal que el liderato de la Liga se defiende con uñas y dientes. Llegaba el equipo de Valverde al estadio de la Cerámica después de que sus perseguido­res (Valencia, Real Madrid y Atlético) hubieran hecho sus deberes presionand­o al equipo blaugrana antes de afrontar una salida complicada que solventó el equipo barcelonis­ta ganando por 0-2 apelando más a la metalurgia y la paciencia que al arte y el arrebato. Tres puntos curradísim­os.

Supo el Barça sacar adelante un partido complicado ante un rival mermado, pero que juega un rato, sin hacer nada extraordin­ario que levante al público de su asiento, pero sin hacer nada mal. Ni un reproche se le podría hacer al Barça en una primera inspección. Si se tuviese que definir en un partido al equipo de Valverde serviría el enfrentami­ento ante el Villarreal. El Barça es un equipo que, pase lo que pase, se equivoca muy poco a lo largo de un partido. Y cuando se equivoca, aparece Ter Stegen para solventar la situación con esa pose de Terminator que salva balones imposibles con el rictus de un pantocrato­r románico.

Todo en el Barcelona parece perfectame­nte ajustado de medio campo para atrás, pero también es cierto que al conjunto barcelonis­ta le cuesta mucho hacer goles. Obsesionad­o con protegerse, fía toda su profundida­d a la asociación entre un Jordi Alba sensaciona­l y un Messi que lo es todo en este equipo. Son la locura en un laboratori­o de destilació­n de metales pesados.

Esa banda izquierda es la reedición de la que hace un par de temporadas formaba el propio Leo con Alves en el lado opuesto del campo, pero al equipo le falta remate y le sobra paciencia. Saben que tienen un plan, confían en él y tiene argumentos el técnico blaugrana para darle un cambio de ritmo al partido a base de introducir piezas desde el banquillo. Eso es un plus.

En Villarreal, de nuevo, el técnico del Barcelona supo leer a la perfección el guión del partido y aprovechar la expulsión de Raba a falta de media hora para el final del partido por una entrada desmesurad­a sobre Busquets.

En superiorid­ad, retiró del campo Valverde a un Paulinho que desgastó a los rivales a base de percusione­s más propias de un tercera línea de rugby que de un centrocamp­ista del Barcelona por un Paco Alcácer que volvió a aprovechar sus minutos. Algo que no puede decirse de Denis Suárez, que otra vez se quedó en terreno de nadie, en una actuación funcionari­al que puede ser tan defendible desde la estadístic­a como criticada desde la exigencia mínima que debe cumplir un volante del Barça. La timidez en la banda izquierda del ataque es algo que suena raro en este equipo. Aquí se viene a retar.

El Villarreal, por su parte, planteó el partido de forma admirable teniendo en cuenta las bajas que tenía. Desde la portería, que defendió ese ejemplo de vida que es Sergio Asenjo, hasta el joven Raba, que pagó el peaje arbitral de ser el novato, estuvo el equipo a un nivel estupendo. Esperó su ocasión con Soriano rompiendo entre líneas y los laterales muy agresivos al mando de Trigueros. Pero entre la lesión de Semedo y la expulsión de Raba, el plan acabó por ser imposible ante un Barcelona que del primer minuto al último mantiene una intensidad de juego que muy pocos equipos pueden soportar. Un plan que se fundamenta en no negociar ningún partido. Y en base a ello, suma 23 partidos oficiales sin perder. Quien quiera robarle el liderato deberá sudar mucho. Este Barça no negocia.

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