AS (Aragon)

Depresión en Orriols

El Athletic acerca al Levante a la zona de descenso

- VÍCTOR LÓPEZ VALENCIA

Los goles Aduriz marcó de penalti y Postigo, casi al final, en propia meta

Llegaba el Athletic a Orriols con su resaca europea y casi sin descanso. Pero visto lo visto se podía jurar que había sido el Levante el que se había pegado semejante paliza de viaje y partido con sólo 48 horas para recuperar. Los de Ziganda salieron victorioso­s con la ley del mínimo esfuerzo. Pero les valió. Porque tiene plantilla para ello. Y experienci­a. Y hechuras. Y a Aduriz, también. Todo lo contrario que Muñiz, que está jugando con dos chavales de Tercera División, un portero que el año pasado era el suplente y un bloque mermado por las bajas y al que la presión le corre por las venas desde el minuto uno.

Por enésima vez el Levante salió con la caraja y el Athletic lo aprovechó. A los cinco minutos ya iba por delante. Demasiadas facilidade­s en una defensa en la que Postigo se lió en un despeje ante Aduriz. El vasco la ganó, sirvió a Raúl García y éste puso un pase de la muerte a De Marcos que fue derribado por Toño cuando sólo tenía que empujar a la red. Dudoso, pero Aritz no falló.

Ni los leones se lo creían. Y el Levante, lejos de reaccionar, seguía con la empanada. El runrún era constante en el Ciutat. Kepa como un mero espectador. Y De Marcos, a punto de hacer el segundo en un empalme a centro de Susaeta. Se fue arriba. Los arrestos de Morales no eran suficiente­s. Lo intentó con un par de internadas y centros. Y también Bardhi con un chutazo desde fuera que fue buscando la escuadra y no la encontró por escasos centímetro­s.

El Athletic andaba al ralentí, confiado en salvaguard­ar su tesoro sin sufrir demasiado. Muñiz no lo veía claro y buscó un revulsivo dando entrada a Boateng a falta de diez minutos para el final del primer tiempo. Y le salió. El ghanés protagoniz­ó las dos ocasiones más claras con un remate fallido en boca de gol y un cabezazo que obligó a Kepa a estirarse.

Muñiz lo entendió. En casa hay que apretar. Metió a Ivi en el descanso y los granotas apretaron y apretaron, sin demasiadas ocasiones, pero con la insistenci­a que le llevó al empate. Entre Ünal y Laporte se la metieron a Kepa. Pero poco le duró la alegría a los granotas, que a los cinco minutos vieron como el fútbol se les volvía cruel. Y afortunado, a la vez, para el Athletic. Postigo redondeaba su aciaga noche con gol en propia puerta y los leones se llevaban los tres puntos dando un salto en la tabla y acercando a los de Muñiz a los puestos peligrosos.

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ZARPAZO. El Athletic venció en el Ciutat de València con la ley del mínimo esfuerzo y con algo de fortuna al final.
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