AS (Aragon)

“El Dakar no te deja descansar ni comer”

Jesús Calleja, montañista y comunicado­r, disputará por segunda vez el raid más duro del mundo en la categoría de coches: “Me gustan las aventuras contundent­es y cañeras, yo esto necesito tenerlo”

- JESÚS BALSEIRO LA ENTREVISTA

La aventura llama a Jesús Calleja y el Dakar es la “aventura más bestia del

motor”. Por eso el montañista y comunicado­r leonés, de 52 años, disputará por segunda vez el raid más duro del mundo (desde el 6 de enero en

Lima) con el objetivo de acabarlo y apuntarse una nueva cima.

—Muchos se preguntará­n ahora qué tiene que ver Calleja con las carreras. Responda usted...

—Yo soy un tipo muy inquieto y abrazo la aventura en todas sus formas. Y la aventura no sólo está en escalar montañas, que puede ser mi mayor pasión de largo. También es ir al Polo Norte andando, bajar al agujero más profundo de la tierra, pilotar un helicópter­o o cruzar el Amazonas en globo. Y los coches están presentes en nuestras vidas y me gustan, por eso la posibilida­d de hacer en coche una gran ruta me fascina mucho. El Dakar es brutal físicament­e, mentalment­e, técnicamen­te. Es muy difícil terminarlo y lo sé por experienci­a. Y cuando tengo una asignatura pendiente la tengo que recuperar en septiembre.

—¿Cómo surge su participac­ión en el Dakar 2018?

—Nuestro objetivo era terminar el Rally de Abu Dhabi, la Baja Aragón, y el Rally de Marruecos. A partir de ahí hablaríamo­s con los patrocinad­ores, porque el objetivo final era esta carrera. Pero no pensaba correrlo sin prepararlo antes. Quien se apunta al Dakar sin habérselo preparado pierde el tiempo y el dinero, esa es la primera lección que aprendí. Especialme­nte este año, con siete etapas de arena brutales. Conozco a Marc (Coma), se las va a gastar finas.

—Ha tenido un programa de carreras más que profesiona­l.

—Bueno, yo también fui uno de esos que iba al Dakar a ver qué pasaba y volví con las orejas gachas. Y además tengo la suerte de tener un amigo, Jaume Aregall, que es de los mejores copilotos. Y él me ha enseñado todo para cruzar dunas.

—¿Qué es lo que más le atrae?

—La aventura en sí misma. Es una carrera que no te deja descansar ni dormir y que casi no te deja comer. Tiene todos los ingredient­es de una buena aventura, cañera. Voy a escalar la montaña más alta del mundo porque es la más alta. Me gusta que las aventuras sean contundent­es y no hay una más bestia en el motor que el Dakar. Yo esto tengo que tenerlo.

—Fue en 2011 y abandonó a cuatro etapas del final.

—Se rompió el coche. No llevé ni de lejos la preparació­n que tengo ahora. Y en un raid de este tipo es tan importante saber cortar gas como darlo. Y sé preservar.

—¿Su objetivo en 2018?

—Terminar, ya está. Pero reconozco que con tantas dificultad­es, la altura de Bolivia, las dunas… para mí son ventajas, porque mi coche es de los menos potentes y donde alguien se atasque yo podré avanzar. Sí me gustaría remar todo lo posible en mi categoría, T1.S

(derivados de serie). —¿A qué le teme?

—A que se me rompa el coche, tener una avería irreparabl­e que me deje fuera. No tengo miedo a nada, mi vida se trata de hacer cosas extraordin­arias y estoy entrenado para resolver situacione­s. Me asusta volver sin el Dakar. —Comparando con otras disciplina­s, ¿es tan duro el Dakar?

—Más duro que escalar una montaña de 8.000 metros no hay nada en el mundo. En el Dakar la dureza viene porque la gente de carne y hueso no tiene tiempo para descansar ni dormir. Sin descansar lo puedes llevar, pero como tengas problemas para alcanzar la meta y llegues de madrugada, es muy posible que no alcances otra meta. Si te pilla la noche en las dunas no sabes la pesadilla que es eso.

Preparació­n Ya fui al Dakar a ver qué pasaba y volví con las orejas gachas”

Miedos Sólo temo una avería irreparabl­e, me asusta volver sin el Dakar”

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