Una calamidad insoportable

Un equipo que no es solvente en su estadio, que no gana con asiduidad como local, no puede aspirar a otra cosa que a mantener con apuros la categoría. Lo vimos la temporada pasada y lo estamos comprobando en la actual. La hoja de servicios del Real Zaragoza en La Romareda en este 2017 es ciertamente calamitosa y no hay cuerpo ni afición que soporte ver ganar a su equipo en casa sólo uno de cada cinco partidos. El dato es terrible, insoportable, y resume a la perfección el balance de situación de un equipo con más sombras que luces y en el que no es posible, por ahora, depositar ningún tipo de confianza. Las circunstancias, y hasta las excusas, pueden ser variadas, pero la conclusión es única: el Zaragoza no le gana a nadie en su campo, el escenario en el que debería forjar la más mínima posibilidad de pelear hasta el final por el playoff.

Quizá en 2018 se invierta la tendencia, el Zaragoza salga de este peligrosísimo círculo vicioso y La Romareda vuelva a ser un terreno vedado para los visitantes, pero el equipo de Natxo González va a tener que aplicarse bastante más, empezando, claro, por disminuir su rosario de errores individuales de todo orden. El Zaragoza tiene ahora dos partido seguidos fuera de casa para intentar enmendar sus números en esta primera vuelta, pero mientras no sea capaz de ganar en su estadio con asiduidad su papel en este campeonato no pasará de un comparsa que tendrá problemas hasta para asegurar la categoría. Y eso que esta vez la afición ya no puede ser más responsable y generosa con sus colores.