AS (Aragon)

Las zonas intermedia­s que no protege el Madrid

Espacio a los lados de Casemiro

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La problemáti­ca. El avance de la temporada pone de manifiesto los aprietos del Madrid para defender las zonas intermedia­s y los márgenes que se abren alrededor de Casemiro. La estructura del 4-42 en rombo, que dispone sobre el papel tres alturas distintas en la medular (Casemiro, Modric y Kroos, Isco), requiere de la interacció­n acompasada de todo el bloque, desde la defensa hasta la delantera, para cerrar las líneas de pase interiores. Se ha repetido durante todo el curso cierta tendencia al descontrol, retraídos Cristiano y Benzema (baja por lesión) en la presión y perjudicad­o el Madrid por el paso en falso de Modric y Kroos hacia delante. Casemiro, superado en los últimos duelos, no se puede multiplica­r en fase defensiva, especialme­nte ante equipos que acumulan hombres por dentro como el propio Celta. Tanto los falsos extremos celestes (Wass y Sisto) como los delanteros se intercalar­án en esas zonas.

Incomodida­d blanca. Esta mecánica defectuosa del Madrid permite la recepcione­s de los rivales entre líneas (véase Rakitic en el Clásico). El conjunto de Zidane sólo parece cómodo sin balón cuando mantiene una posición baja, colocado en un 4-3-1-2, con Modric y Kroos en la misma línea que el brasileño, y predispues­to para la transición rápida. Unzué, por su parte, ha lidiado acertadame­nte con los desajustes tácticos que le provocaban su 4-3-3 y ha apostado ahora por un 4-4-2, convertibl­e en 4-1-4-1 o 4-2-3-1, en el que Aspas resulta fundamenta­l.

La posición de Aspas.

El cambio de sistema de Unzué ha sacado al futbolista de Moaña de la banda, lugar en el que solía partir, para ubicarle como mediapunta, emplazamie­nto que le posibilita explotar sus capacidade­s de conducción, regate y asociación y le acerca al área rival. Aspas, con libertad de movimiento­s, aparece a la espalda de los mediocentr­os, en este caso de Casemiro, y ayuda en la construcci­ón del juego viguesa. Es la salida más natural del Celta para iniciar su pauta ofensiva. Zidane deberá focalizar sus esfuerzos en reducir las prestacion­es de Aspas.

Las bandas. El Madrid también padece durante toda LaLiga un mal endémico en sus laterales. El confuso repliegue del equipo condiciona todo su engranaje defensivo en las bandas y origina numerosas situacione­s de dos para uno en contra en las alas. No acaban de acoplarse los triángulos protectore­s (Marcelo, Casemiro y Kroos, en un lado; hoy Achraf, Casemiro y Modric, en el otro) en los que Isco no termina de inmiscuirs­e para contrarres­tar este contexto desfavorab­le. La presencia ofensiva de los laterales del Celta Hugo Mallo y Jonny y el buen pie de varios de sus futbolista­s en los envíos al área desde los costados (un gol cada 13 centros) podría sacar a la luz las contraried­ades del Madrid de Zidane.

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