El Eibar examina la vuelta a la normalidad del Leganés
Garitano no quiere despeñarse tras acariciar la cima
EI Leganés vuelve a la rutina. A jugar sólo LaLiga. No es que antes la tuviera olvidada, sólo que la afrontaba con una actitud diferente. Como el superhéroe que de día es un ciudadano ejemplar y de noche exhibe sus superpoderes. Así se han comportado los pepineros en este mes y medio frenético en el que han acariciado la final de Copa. En el campeonato de la regularidad su rendimiento ha sido más que digno (8 puntos de 15 posibles en 2018) mientras, entre semana, se afanaban en lucir capa para volar alto. Muy alto. Faltó la guinda. Coronar la cima. “Ahora viene lo más complicado. En los descensos es cuando se matan los montañeros”, definió ayer de forma gráfica su entrenador.
Asier Garitano no quiere que el despertar de la fantasía copera lastre a los suyos en lo que de verdad le importa, que es la permanencia. Dice el de Bergara que es ahí donde clava su mirada pese a estar más cerca de Europa (a cuatro puntos) que del infierno (a doce). A sólo uno de viajar por el Viejo Continente está un Eibar al que Garitano sigue tomando como ejemplo y que copia el mensaje de los madrileños. Mendilibar tampoco entiende de quimeras europeas.
Su discurso de perfil bajo insiste en cerrar la salvación cuanto antes pese a que el baile (5-1) que dio al Sevilla, verdugo del Leganés en la Copa del Rey, les otorgue licencia para soñar. Con Orellana totalmente desatado y Pedro León aún fuera de la lista (tiene el alta médica, pero no el alta competitiva) los armeros esperan seguir su magnífica racha: jamás han perdido frente a los blanquiazules en Primera División.
El once local es una coctelera de incógnitas, aunque todo apunta a que Garitano continuará apostando por las rotaciones.