AS (Aragon)

La Terremoto de Alcorcón “Prefiero a los futbolista­s de antes, con entrecejo, bigotes y pelo en pecho”

- A. MÉRIDA / G. POSE LA ENTREVISTA —¿?...Pero esos son de la Real Sociedad.

“Los leones de San Mamés me han vuelto loca toda la vida”

Athletic

Jugadora “Estuve en un equipo pero me ponían de portera y eso no me iba”

Entrenador­a “Si lo fuera, iríamos los últimos pero lo íbamos a pasar muy bien”

CAFÉ, COPA Y FÚTBOL

La Terremoto de Alcorcón y Pepa Charro, dos almas en un mismo cuerpo que desparrama­n arte y gracia en la pura vida que es puro teatro. Llega La Terremoto, supervedet­te exuberante y dicharache­ra, a esta cita de fútbol y pasión en Las Estaciones de Juan. ➥

¿Qué equipo le enciende la sangre a la Terremoto de Alcorcón?

—Por todo el mundo es sabido que son los leones de San Mamés los que me vuelven loca, de toda la vida. Me viene de familia, mi abuelo era del Athletic, y mi padre, también, y como los dos son personas con conciencia pues yo sigo su camino. Mi hermano, que es muy madrileño, lleva tatuado en la pierna el león de Las Cortes y el escudo del Athletic.

—¿En qué futbolista­s se fijó siempre?

—Cuando hacía las coleccione­s de cromos con mis hermanos me caían muy bien López Ufarte y Esnaola.

—Ya, ya lo sé, pero a mí me caían muy bien. Además, tengo muy buenos recuerdos del Betis, donde también jugó Esnaola. Pero, a ver, del Athletic siempre me fijé en Julen Guerrero y en Goikoetxea y Zubizarret­a. Julen era finísimo.

—¿Aún celebra el histórico ‘Alcorconaz­o’, aquella derrota del Madrid de Pellegrini en Copa ante el equipo de su pueblo?

—Esos son momentos inolvidabl­es, ¡vaya partidazo del Alcorcón, 4-0, casi nada! Una señora paliza. A raíz de ese partido me llamaron de muchos sitios y fui hasta a programas de televisión. Todo un ejemplo del espíritu fuerte y la fe en la victoria que late en mi querido Alcorcón.

—Durante esa época se habló mucho de su relación con Pellegrini, el entrenador del Madrid, ¿cómo sigue la historia?

—Bueno, está un poco fría. De todas formas a mí se me ha asociado con muchas grandes estrellas del fútbol pero no quiero hablar de ello porque estamos en un medio serio y es mejor que nos centremos en lo sustancial. Solo me gustaría recalcar que la equipación de los futbolista­s de antes me gustaba más, con esos pantalones tan cortitos y tan ricos. Era un estilismo bastante más atractivo que el actual. Las camisetas les quedaban mejor, con esas manguitas cortas. Ahora van muy anchos, las medias les tapan hasta los muslos. No, esto no me va.

—Y no estaban tan cachas y repeinados, los futbolista­s tenían unos cuerpos más naturales.

—¡Claro que sí!, tan velludos, con pelo en el pecho, en los brazos y las piernas. ¡Y ese bigote y ese entrecejo, algunos eran unicejos! El futbolista de antes era otra cosa.

—Si fuera entrenador­a de un equipo de fútbol masculino ¿qué medidas tomaría?

—Pues, no sé, creo que seríamos los últimos de la tabla pero lo pasaríamos muy bien. Tengo que decir que acumulé mucha experienci­a en esto de las relaciones entre deportista­s porque fui jugadora de voleibol. Estuve en Primera división nacional, que no es moco de pavo. Jugué en el Getafe y en el Leganés. Es verdad que fui chica de banquillo, nunca lo he ocultado, lo que no resta importanci­a al tema, todo lo contrario. El entrenador, Antonio, siempre dijo que yo era el alma del equipo. Yo solo salía en los minutos finales, cuando el partido lo teníamos ganado, y hacía cuatro tonterías y todos disfrutába­mos. Es muy importante pasarlo bien, así que si fuera entrenador­a mis chicos segurament­e perderían los partidos pero se irían contentos a casa.

—¿Qué le parece que a algunas de las actuales estrellas del fútbol les llamen vedettes? Porque para vedette, La Terremoto de Alcorcón.

—Pues me parece una gran ofensa. Muchas veces el fútbol traspasa la frontera del deporte y se convierte más en un gran espectácul­o. Los futbolista­s salen en las revistas de moda, les moldean el tupé, se hacen la manicura, y a saber qué cosas más. Bueno, mejor que jueguen bien al fútbol y no nos coman el poco terreno que tenemos las verdaderas vedettes. —¿Qué le inspira, por ejemplo, Cristiano cuando le ve en las revistas anunciando calzoncill­os? —Hombre, ¡qué decir de Cristiano! Le veo como una princesita portuguesa maravillos­a. Y hablando de fútbol me parece muy bueno aunque no es mi futbolista favorito, tengo que decirlo.

—Ahora cada vez tiene más fuerza el fútbol femenino, ¿alguna vez lo practicó?

—Estuve en un equipo de fútbol de chicas, pero lo dejé muy pronto porque siempre me ponían de portera y a mí eso no me iba. Claro, al más malo siempre le ponían de portero, teniendo en cuenta que el portero es una figura esencial en el equipo. Pero es verdad que acabé de portera, y mientras mis compañeras corrían de un lado a otro y jugaban con el balón yo estaba más sola y aburrida que la una, no podía darle la vara a nadie ni enredar, que es lo que a mí me va, así que decidí dejarlo.

—¿Le parece extraño que haya tan pocos futbolista­s, por no decir ninguno, que haya salido del armario?

—No me parece, es bueno. Entiendo que es una decisión difícil dado el panorama social que rodea al fútbol, pero creo que si alguna estrella diera ese paso ayudaría a muchos compañeros que sufren y lo pasan, segurament­e, mal al tener que esconder su condición sexual.

—¿Se imaginaba cuando era una niña que iba a acabar siendo una estrella internacio­nal del espectácul­o?

—Nunca, jamás. Esto sucedió bastante de rebote. No tenía nada que ver con ese mundo pero me llamaron para hacer teatro a Mallorca con las Diabéticas Aceleradas y dejé el trabajo que tenía y me largué a la

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