AS (Aragon)

A Nadal se le bloqueó un dedo en el tercer set

- —N. A.

■ En una final llena de buenas noticias para Rafa Nadal, hubo un momento que puso en vilo los corazones de los aficionado­s que estaban en la pista y de los millones que lo veían por televisión. Su equipo, familia y amigos sufrieron al ver como el once veces ganador en Roland Garros tenía que dejar el juego por unos calambres en la mano izquierda que le bloquearon el dedo corazón. Se disputaba el tercer juego del tercer set, con 2-1 para el balear, que estaba a dos puntos de cerrar el 3-1.

Nadal le dijo a su familia que no podía cerrar la mano. “Se me acalambrad­o la mano”, explicó Nadal al fisio del torneo que le atendió. Rápidament­e se quitó el vendaje quizá muy apretado, probable causa de la molestia que se fue corrigiend­o con el paso de los minutos.

Bombardead­o en su revés a una mano, el austriaco sufrió un calvario por el que ya pasaron muchos otros. Incluido el mismísimo Roger Federer. Nadal encontró su drive y acabó espatarran­do a Thiem, que al final del choque estaba para que lo recogieran con pala... Ni siquiera los calambres sufridos en la mano en el tercer set lograron desestabil­izar al mallorquín. “Nadal puede ganar Roland Garros hasta los 40 años”, ya lo dijo Nico Almagro, que lleva sufriendo las embestidas de Rafa desde la preadolesc­encia.

Su actitud define a la perfección al gran Nadal. No entiende de excusas, ni del miedo a la derrota o a la presión, a la soledad del tenista, que acabó sepultando a gigantes como Bjorn Borg. Al cómico norteameri­cano Mitch Hedberg se le atribuye la frase: “Lo deprimente del tenis es que no importa lo bueno que seas, nunca serás tan bueno como un muro”. No es del todo verdad. Existe un muro infranquea­ble en París llamado Nadal, que ya suma 11 títulos y un récord de 86-2. Es infinito.

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