De Matías Prats al Carrusel y al Larguero
La cobertura de la SER combinó técnica y sentimiento
Los más viejos del lugar recuerdan los esfuerzos que había que hacer en medio del secano que era entonces el locutorio desde los que se retransmitían los viejos Mundiales de fútbol. El más viejo de los Mundiales que recuerdo fue el que se celebró en Viña del Mar, Chile, en 1962. Don Matías Prats, voz legendaria de nuestra adolescencia, tenía como compañero a don Enrique Mariñas, venerable periodista gallego que improvisaba una crónica final con la prosa de Álvaro Cunqueiro. Cargado de metáforas, proseguía con su voz endulzada por la dicción gallega el magisterio de la narración de don Matías. Éste dedicaba los tiempos muertos del partido a recordar a sus amigos de España, cuyos apellidos, como los de los futbolistas, se sabía con degustada precisión.
Ese calor que desprendía don Matías era un milagro radiofónico, propiciado por la época, en la que todas las cosas parecían más domésticas o pequeñas. La radio conserva, más de medio siglo después, de lo doméstico en el tratamiento del fútbol sin que la técnica le reste simpatía. Sin la técnica no se puede hacer nada en periodismo, en general, pero sin esa vocación sentimental de abrazo al oyente con la que nació la radio no es nada. A esa tarea se pusieron los equipos de El Larguero y Carrusel Mundial de la Cadena SER en este campeonato que ahora también es historia de la radio. El resultado ha sido un ejemplo radiofónico de primer orden que ha tenido el rigor que permiten la técnica actual y el reflejo de aquel romanticismo, teñido de buen humor, que don Matías y don Enrique transmitieron, en tan distintas circunstancias técnicas, a través de las ondas de Radio Nacional de España. Viva la Radio, y viva el fútbol en la radio.