Perico Delgado “Fui un emprendedor en mi época y me fue bien”
Hoy se cumplen 30 años (24 de julio de 1988) desde que Pedro Delgado (Segovia, 58 años) conquistara el Tour tras varios intentos previos llenos de contratiempos. Ahora comentarista de TVE, repasa en As aquella hazaña. ➥
Se cumplen tres décadas de su victoria en París. ¿Cómo lo recuerda?
—Me hace una ilusión especial. Recordar el Tour siempre es agradable para mí, porque fue mi gran victoria… y ya hace 30 años, casi nada.
—Competía con una bicicleta Pinarello muy fina y sin casco.
—Nosotros corríamos sin protección. Ahora te ve la gente así y parece que estás haciendo un sacrilegio. Aquella época fue un punto de inflexión, florecieron numerosos deportistas en nuestro país.
—¿El ciclismo en la actualidad es muy diferente?
—El director de equipo ahora es como una empresa, muy conservador. Antes, si tenías buenas piernas arrancabas, y diez minutos después te venía la pájara de golpe. En aquellos tiempos estaba todo plagado de errores.
—Actualmente son muy habituales los ataques finales, cerca de la línea de meta.
—También antes era impensable que un equipo, como hace ahora el Sky, controlara la carrera en su totalidad. En mi época iba yo solo, había trabajo en equipo obviamente, pero en el tramo final eras tú contra otros siete de equipos distintos. Ahora hay miedo a atacar de lejos. —¿También han influido los cambios de recorrido?
—Lo habitual era hacer 200 kilómetros al día. Por lo tanto, con la fatiga, recuperar tiempo posteriormente era más fácil. Actualmente las etapas no son tan largas. Ahora pierdes dos minutos en el Tour y ya no los recuperas.
—Predominan las carreras cortas y explosivas.
—En el Tour de 1989, yo salí tarde de Luxemburgo en la famosa primera contrarreloj, luego volví a perder tiempo en la crono por equipos. Ya había cedido más de siete minutos, y aún así terminé tercero. Hoy en día eso sería impensable.
—¿Qué es lo que más echa de menos de su triunfo en los Campos Elíseos?
—Actualmente, hay mucha tecnología de por medio y se pierde el espíritu ese de por qué eres ciclista. Ha disminuido un poco el amor por este deporte. Yo ahora, cuando me voy a montar, uso la bicicleta como si fuera la almohada, y le doy vuelta a las cosas en mi cabeza. Es más romántico.
—¿Está todo más mecanizado?
—Los ciclistas de ahora están muy pendientes de los vatios, del potenciómetro... y si no ven ciertos valores no disfrutan. Me resulta poco atractivo. En el ciclismo tienes que moverte, tener contacto con la naturaleza, sentirlo.
—¿Cuál fue su peor momento de aquel Tour?
—Cuando salió el positivo por Probenecid. (Un diurético prohibido por el Comité Olímpico Internacional que no aparecía en la lista de productos prohibidos por la Unión Ciclista Internacional). Ocurrió eso y dije ‘No puede ser.’ ¿Es que no voy a vivir ningún Tour tranquilo? No sabía ni lo que era. (Finalmente quedó absuelto). Nunca hice nada prohibido.
—Su padre no quería que se dedicase al ciclismo.
—Quería el bien de su hijo, como todos. La sensación de ser un emprendedor cuesta mucho trabajo y yo lo fui, en este caso del ciclismo. Me fue bien.
—¿Qué ocurrió con su maillot amarillo en la celebración en París?
—Ocurrió en el Lido
(una popular sala de fiestas).
Posé para los fotográfos con la prenda y poco después ya no estaba. Me da que tienen alguno más por allí...
—¿Hay algún Pedro Delgado en el pelotón actualmente?
—Cada uno tiene su carácter y su estilo. Tenemos en España ahora a Mikel Landa que le gusta correr no mediatizado por los pinganillos, más por su carácter. En ese sentido siempre habrá corredores de ese perfil, atacador y voluntarioso.