Garitano regresa a casa disfrazado de enemigo
Butarque desea homenajearle y luego tumbarle
Asier Garitano Aguirrezabal. Un nombre. Dos apellidos. Y tras ellos, leyenda. En el Leganés lo es. Su mejor entrenador en 90 años de vida. Historia de un éxito fulgurante. De Segunda B a Primera en tres años. Y luego, dos permanencias en la élite sin pisar ni una jornada puestos de descenso. Traducido del español al pepinero, como alzar dos Champions. Eso lo logró Asier. Pero Asier ya no está. Hoy sí, aunque será una excepción. Se sentará en el banquillo visitante. El de la izquierda. El de la Real. Y desde ahí aglutinará miradas, chascarrillos y afectos.
Será aplaudido en la bienvenida y combatido durante 90 minutos de fútbol que él prevé intensos.
No. Hoy no es un día cualquiera en Leganés. Garitano y Miguel Pérez, su preparador físico, vuelven a Butarque (todavía en obras) y lo hacen para medirse a su Leganés. Aunque dice Pellegrino que es un conjunto diferente, Asier insiste en ver aún señas de identidad de aquél equipo que construyó durante un lustro. Lleva bastante parte de razón.
Siete de sus (ex) chicos apuntan al once. También Rolan, si pasa hoy una última prueba. Después, Pellegrino dará la convocatoria. El uruguayo y Vesga podrían ser novedades con Cuéllar repitiendo titularidad a la espera de que Lunin llegue cedido. Su incorporación no afecta a Pichu. “Será muy difícil que salga”, zanjó ayer su entrenador. También desveló que Arnáiz ha recaído. Garitano no se espera que revolucione el equipo. Lo que sí revolucionará será una grada que hoy le quiere homenajear. Y vencer.