El último fue el primero
Bouhanni, sancionado el miércoles, ganó al sprint ● Hubo abanicos
Confirmado: Richie Porte está corriendo la Vuelta. Su nombre sobrevolaba por la carrera desde el inicio, incluso lo impregnaba todo desde días antes. Pero hasta ayer no le habíamos visto. Ni siquiera en la presentación de Málaga, donde excusó su ausencia oficialmente por una gastroenteritis. Justo el mismo día que había anunciado su fichaje por el Trek-Segafredo para dos temporadas. Luego puso en duda su participación. A los 33 años, pedalada que no das, pedalada que te ahorras. Finalmente tomó la salida, con desgana, y fue sumando retraso por encima de los 40 minutos.
En los días previos, las apuestas le colocaban como primer favorito. Richie Porte es un corredor sobredimensionado. No es mal ciclista, qué va. En su palmarés figuran carreras de prestigio: París-Niza, Catalunya, Romandía, Suiza… Pero en una gran ronda nunca ha superado la quinta plaza. Cero podios. A su treintañera edad (bien pensado, quién la pillara), no parece una apuesta de garantías. Claro que podría ganar una grande, ojo. Aquí lo han hecho recientemente Horner y Cobo. Pero si hay que invertir el dinero, no es el mejor caballo. Y mucho menos después de que no hubiéramos sabido nada de sus andanzas tras su retirada en el Tour por una caída… Las caídas, por cierto, también son un lastre para él.
Aun así, Porte tiene esa consideración de estrella en el pelotón. Y eso obliga. Si te codeas con los grandes, si cobras como ellos, te debes comportar como tal. Guardar la imagen. Porte se metió ayer en la fuga. Por un arranque de orgullo, o porque alguien le dijo que ya estaba dando bastante el cante. Su presencia, además, le sirvió para acumular kilómetros en su preparación del Mundial, que siempre ha dicho que era su principal pretensión en esta Vuelta.
El viento.
Sus compañeros de fuga fueron Maté, el líder de la Montaña, a quien se nos hizo raro verle sin Rolland por los alrededores. Y Cubero, del guerrillero Burgos-BH, que fue el primero en tomar la salida de esta Vuelta, en la crono del sábado. Circularon en armonía. Porte hacía kilómetros, Maté consolidaba el maillot y Cubero lucía publicidad. Siempre bajo el control del pelotón, siempre sabedores de que tocaba sprint… Y viento.
La trisca estaba anunciada a la salida de Cartagena. Y los equipos lo conocían. La toma de posiciones ya produjo una caída: Felline, Teunissen y Campenaerts se tragaron unos bolardos plásticos peligrosamente situados en las calles de La Unión, aunque protegidos y señalizados. El Sky de Kwiatkowski y el Education First de Urán fueron los más activos en cabeza. Tensión máxima. Y cazaron varias presas con los abanicos: Kelderman (1:44), que sufrió una inoportuna avería, y Pinot (1:44) y Majka (3:05), que se quedaron cortados, cedieron tiempo en San Javier.
El sprint lo ganó Nacer Bouhanni, que merece un párrafo aparte. El día anterior se descolgó, según su argumento por un golpe de calor, y recibió dos multas por “impulsarse en el coche” agarrado a bidones de su director y por “mala imagen para el ciclismo junto a su técnico”, además de que ocupó la última posición de la etapa. Sus relaciones con el Cofidis no son buenas en los últimos tiempos. Tampoco su rendimiento. De hecho, ni siquiera fue convocado para el Tour, al que acudió Laporte como velocista. Esta victoria les reconcilia. O quizá no.
PORTE SE DEJÓ VER EN LA FUGA
Richie Porte llegaba a esta Vuelta como favorito, pero pronto se vio que no pelearía por la general. Ayer, el ciclista del BMC sí se metió en la fuga de la jornada, junto a Luis Ángel Maté (Cofidis) y Jorge Cubero (Burgos), aunque la aventura no logró alcanzar la meta de San Javier.