843 días como reyes de Europa...

Esto me escribió Manuel Jiménez Arnanz, socio 1.058 del Madrid (su padre le dio de alta en julio de 1950), hace un par de meses: “Imaginemos una carretera recta y larga, que podría ser el palmarés europeo. Pues bien, el Real Madrid, el más grande, está sentado en el kilómetro 13. Tranquilo, contento, feliz. Mientras nuestro rival, que presume de ser más que un club, está inquieto, mostrando su envidia desde el kilómetro 5. ¡Ocho kilómetros atrás! Esa distancia de 8.000 metros hace más grande a nuestro Real y consigue que ellos lo vean diminuto en la lejanía. Por eso, ni caso y nosotros a lo nuestro y a seguir aumentando esa distancia kilométrica”. Rindo mis honores hacia un madridista que ha sido testigo de las 13 Copas de Europa y que nos regala esta parábola que responde a la bendita realidad...

El caso es que esta noche se alza el telón en el santuario del ganador de las tres últimas Orejonas. Al loro. Eso significa que el Madrid ya lleva 843 días consecutivos siendo campeón de Europa. Eso se llama ser hegemónico y ser insistente en el diván del éxito. Ser el mejor durante tanto tiempo merece una pleitesía que no siempre recibe este equipo. Sólo con el paso del tiempo se valorará como merece haber conquistado cuatro títulos en cinco años. Pero somos insaciables. Va en el ADN de la casa. Ya que no somos los únicos, decidimos ser los mejores. Ése es el lema que mueve la fe inquebrantable de cualquier madridista de corazón. Y la final se jugará en el Wanda. Territorio comanche. Motivación extra. Levantar la 14 en el nuevo ático de nuestros vecinos sabría a gloria. Impossible is nothing...